Cuando un amigo me
propuso ir al cine a ver esta película acepté y le dije que cuando él pudiera
que me lo dijera. Acepté no porque la temática de la película me gustará,
porque de hecho no es así, ya que las películas bélicas no se suelen gustar de
primeras. Sin embargo y a pesar de la temática decidí aceptar la invitación porque
el director es Clint Eastwood, y su protagonista principal Bradley Cooper. A
nadie se le pasa que estos dos nombres, salvando las evidentes distancias de
experiencia y edad, son muy importantes en Hollywood. No me podía negar a ir
con mi amigo, y otras personas más, lo que es increíble teniendo en cuenta que
llevo seis años diciendo de ir al cine a mucha gente y casi nunca he conseguido
que más de dos personas vengan conmigo.
Eastwood es
historia viva del cine, desde sus primeras películas de spaguetti western
muchas de ellas rodadas en Almería hace ya muchas décadas, hasta las últimas
películas en las que ha participado como actor y también como director,
demostrando que es un actorazo como la copa de un pino y un director con un
talento oculto increíble, pasando por las películas de transición en las que
hacía salvador de América y tipo duro. Bradley Cooper no se queda atrás, y
aunque tiene la mitad de años que Eastwood, ya ha demostrado que tiene madera
para esto del cine y con cada película muestra su potencial interpretativo en
muy diferentes registros lo que es de agradecer en un actor y no que se
encasillen en papeles cómicos, dramáticos o de acción. Ambas figuras fueron las
que me llevaron al cine a ver “El
Francotirador” y la verdad es que salí más contento de lo que esperaba.
“El Francotirador” narra la historia de
Chris Kyle, interpretado por Bradley Cooper, que fue un francotirador y militar estadounidense perteneciente
a los SEAL de
la Armada de los EE.UU., famoso por
ser el francotirador más letal de
la historia militar estadounidense. Esta es la teoría. La práctica, y de hecho
lo que se narra en la película de Eastwood no es toda su vida, o no de manera
completa y totalmente verídica. La cinta se centra, y va alternando, la vida
privada de Kyle con las operaciones militares en las que participó durante su
vida. Al principio, la película puede parecer una americanada típica en la que
se muestra a un americano ejemplar que cuando ve que se país necesita sus
servicios se alista en el ejército para dar su vida si fuera necesario por
salvaguardar la seguridad de sus compatriotas, poco a poco el espectador se va
dando cuanta que de americanada tiene poco, o esa es la sensación que yo tuve.
La historia de
Chris Kyle es conocida por lo que no voy yo aquí a contarla y decir nada que no
se puede mirar en internet. Sin embargo he de señalar que antes de ir a ver la
película no sabía nada de este personaje tan admirado y respetado en los
EE.UU., tanto que el día de su funeral las calle de Washington se paralizaron
al paso de la comitiva fúnebre y a lo largo de todo el trayecto que hizo su
féretro hasta el cementerio de Arlington los conductores de otros vehículo
paraban sus coches y mostraban sus respetos. Los puentes, aceras, calles y
plazas por las que pasaba estaban llenos de personas pertrechadas con sus
símbolos patrios, cazadoras vaqueras, banderas estrelladas, gorras de beisbol,
que saludaban y despedía a un héroe para ellos, alguien que había dedicado toda
su vida a matar terroristas para evitar que éstos mataran a su vez a militares
americanos en Irak y Afganistán.
“El Francotirador”, aunque pueda
parecer todo lo contrario, es una película antibélica. Sí lo sé, es raro,
teniendo en cuenta que se ensalza la figura de una persona que estuvo
desplegada en misiones de guerra durante casi tres años, en periodos
diferentes, no de manera continuada. Y es antibélica porque Eastwood no ha
querido mostrar simplemente la parte militar y bélica de la vida de Chris Kyle,
sino que también ha querido mostrar las secuelas que en un ser humano normal
deja la guerra y matar sin pensar en nada más que en tu país, un este abstracto
que nada tiene que ver con ninguna persona física. En la cinta se muestra con
admirable tensión y crudeza lo que es la guerra, y lo que fue la vida militar
de Chris Kyle en sus diferentes misiones. Clint Eastwood desde el principio de
la película genera un vínculo muy estrecho entre el espectador y la propia
historia haciendo que en varias ocasiones la tensión sea tal que es muy
complicado no sentir agobio.
En varias ocasiones
durante la película tuve que quitar los ojos de la pantalla. La tensión que en
determinados momentos llegué a sentir hizo que el corazón me latiera más rápido
de lo normal y que quisiera que no pasara lo que sabía iba a pasar. En el “El Francotirador” Eastwood ha
demostrado que sabe contar una historia con tensión, mantenerla desde el
principio hasta el final y tener al espectador agobiado a más no poder. La
cinta es cruda, pero porque la guerra es cruda y por tanto es mérito de
Eastwood el haber logrado generar en mí mismo una sensación de angustia muy
elevada. He de decir que esta sensación la compartí con todas las personas con
las que fui al cine, ya que una vez acabada la película todos coincidíamos en
lo mismo, en la angustia que determinadas escenas nos habían hecho sentir,
hasta el punto de no querer mirar la pantalla. Advierto aquí sin decir mucho
más, sobre las escenas en las que aparecen niños; en estas escenas la tensión
es especialmente elevada.
Sin embargo sí hay
algo de lo que esta película carece. En las escenas en las que se narra la vida
personal e íntima de Chris Kyle, es decir en la parte no bélica de “El Francotirador”, aquellas escenas
en las que se ve su vida en familia, su boda, su relación con su mujer y el
nacimiento de sus hijos, están faltas de sentimiento. Así como toda la parte de
la guerra llega al espectador, las escenas personales no lo hacen, o al menos a
mí no me dijeron nada, no me generaron ningún sentimiento. Eastwood debería
recuperar el tacto narrativo que tuvo en “Gran
Torino” para conseguir una película totalmente redonda, de esas de las
que sales totalmente impresionado. Es probablemente el mayor fallo de la
película, y no es pequeño también tengo que decirlo. Si en estas escenas se
hubiera transmitido la misma intensidad y dureza que con las escenas bélicas,
no hubiera tenido ningún problema en considerar a esta película como una de las
mejores que he visto este año. Pero me ha faltado eso, intensidad y
sentimientos.
Mención aparte
quiero hacer de Bradley Cooper en su papel de Chris Kyle. Y es que me quiero
quitar el sombrero ante quien considero uno de los mejores actores que hay
ahora mismo en el cine. En esta película hace un papel memorable, que en otros
años hubiera probablemente merecido el Oscar, pero que este año con la tremenda
competencia que ha habido simplemente se ha quedado con la nominación. Bradley
Cooper ha demostrado en los últimos años que puede hacer de todo y además con
gran versatilidad, y demostrando en todo papel que interpreta ser muy
convincente, logrando dar mucha veracidad y fuerza a todos sus personajes, ya
sean cómicos, como melodramáticos, como totalmente dramáticos. Es fabuloso
verle actuar en “El Francotirador”
sobre todo en las escenas de guerra, ver cómo siente la tensión del personaje,
esa que luego traspasa la pantalla y también sentimos los espectadores, y como
en las escenas no bélicas también hace todo lo posible por dar forma al
personaje, aun teniendo en cuenta que éstas últimas no me convencen del todo.
Como dije al
principio salí del cine contento, en términos generales, con “El Francotirador”, porque creo
que es una buena película que narra una historia interesante y que me mantuvo
en tensión gran parte de la película haciendo que en varias ocasiones quisiera
no estar delante de la pantalla viendo con esa crudeza lo que es la guerra en
estado puro. Clint Eastwood ha hecho un trabajo aceptable, que se podría haber
terminado por redondear si hubiera conseguido emocionarme también en las
escenas no bélicas. Y Bradley Cooper está excepcional haciendo un papel
impresionante. La película es recomendable, lo que pasa es que hay que ir
preparado para ver una cinta cruda y dura en la que no hay miramientos a la
hora de mostrar qué es la guerra.
Caronte.
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