Mucho tiempo
llevaba buscando este libro hasta que por fin di con él una tarde en la que
pasaron muchas cosas, y que por conjunción de fenómenos el azar y quizá el
destino me lo brindaron en bandeja. Quería leer algo sobre la Guerra Civil
española que no fuera demasiado partidista, es decir que no se centrara
únicamente en uno de los bandos alabándolo o ensalzándolo, mientras se
criminalizaba al otro, cosa que es bastante difícil de encontrar. Sin embargo
había leído muy buenas reseñas sobre este libro de José María Gironella e
investigando un poco sobre el mismo terminé por convencerme que era el adecuado
a mis fines. Y la verdad es que una vez leído puedo decir ya que acerté de
pleno.
“Los Cipreses creen en Dios” es
ante todo una obra magna, no sólo por lo detallista que es en la descripción
que se hace de una época muy complicada y convulsa en la historia de España,
sino también por su inmenso tamaño: algo más de 900 páginas en su edición de
bolsillo. Es muy probable que un lector cualquiera se pueda asustar por
semejante volumen de escritura y el ver el tamaño del libro le eche para atrás
a la hora de leerlo. Sin embargo hay que superar esa primera impresión para
poder sumergirse sin complejos, ni ideas prefijadas de antemano, en la historia
que se narran en ese buen manojo de hojas. Quien se atreva con esta novela,
aunque de novela tiene más bien poco ya que en ella Gironella introduce parte
de sus propias experiencias y además narra episodios reales que ocurrieron en
España, descubrirá una narración magistralmente escrita de los orígenes, la
fermentación de la Guerra Civil española.
La novela se
divide en cinco partes que narran la vida de la familia Alvear, de clase media,
desde la proclamación de la República en 1931, hasta que se produce el
levantamiento militar contra la misma en 1936, estando toda la novela
ambientada en Gerona. Como acabo de decir el centro de la novela es la familia
Alvear, un matrimonio de contrastes con tres hijos también muy diferentes unos
de otros. Por un lado está el cabeza de familia, Matías, un hombre que trabaja
en telégrafos y que es algo progresista, fiel a una república moderada; luego
tenemos a Carmen, la madre y esposa abnegada, ama de casa y de fe
inquebrantable en Dios y la Iglesia. Los tres hijos son, Ignacio, Pilar y
César. Ignacio empieza metiéndose en el seminario ya que a su madre es lo que
más ilusión le hacía, tener un hijo cura sirviendo a Dios, sin embargo termina
saliéndose porque no encuentra la vocación necesaria para estar allí. Tras
abandonar el seminario se pone a estudiar el bachillerato para poder ingresar
en la universidad y ser abogado, conocerá así a dos maestros de la UGT, y a
trabajar en el Banco Arús, donde también conocerá a gente de muy diversas
ideologías. Pilar por el contrario es una niña modelo de la época. César, el
más pequeño de los hermanos, termina sustituyendo a Ignacio en el seminario y
demostrando que de verdad él sí tiene madera para se cura. Hasta aquí la
familia Alvear, pero “Los Cipreses
creen en Dios” no se centra únicamente en ellos, sino en las relaciones
que tienen con multitud de personajes variopintos de ideologías muy dispares,
siempre moderadas.
Es la familia
Alvear, y todo lo que les pasa a sus miembros, el hilo conductor de esta novela
inmensa sobre la Guerra Civil. Y es a través de cada uno de los miembros de
esta familia que Gironella cuenta en “Los
Cipreses creen en Dios” cómo España fue mutando irremediablemente hasta
quedar transformada en un país completamente dividido en dos mitades claras,
que a su vez dentro de cada una volvía a haber más divisiones. A lo largo de
las novecientas páginas de este libro el lector irá viendo como las ideologías
que al principio de la República convivían más o menos en paz y convivencia,
terminan por odiarse a muerte. Gironella muestra con un vigor narrativo
envidiable cómo ese odio que desangró a España fue calando en las mentalidades
atrasadas de los seguidores de ambos bandos, y arrastró con él a mentes algo
más claras y moderadas que vieron cómo esa moderación terminaba siendo considerada
una traición a cada uno de los respectivos bandos en los que quedó España, y la
sociedad, encuadrada.
Dije al principio
que en España es muy difícil encontrar una novela que trate sobre la Guerra
Civil sin que esté contaminada de un partidismo destructor. Y es que o bien hay
novelas escritas durante la Dictadura que muestran sólo el lado de los
vencedores, poniendo a los vencidos y asesinados vilmente por sus ideas
contrarias a lo oficial como unos monstruos a los que había que eliminar de
España para salvar a la patria; o bien hay novelas escritas tras la muerte de
Franco en las que se ensalza el martirio de los vencidos sin citar
absolutamente ninguna de las barbaridades que éstos también cometieron como es
normal en una guerra. Sin embargo “Los
Cipreses creen en Dios” sí es una novela en la que se narran los años
previos al estallido de la Guerra de manera objetiva, desde una cierta
distancia. No obstante Gironella luchó en el lado vencedor de la Guerra, por lo
que hay quien ve en la novela un excesivo ataque a las atrocidades que hizo la
izquierda, por encuadrar en términos que hoy se entiendan, sin pararse
demasiado a describir y nombrar las que hicieron desde la derecha. Desde mi
punto de vista creo que Gironella no es partidista, sino más bien toma bastante
distancia para escribir esta fabulosa narración de los años previos a la
barbarie.
Creo que nadie
debería dejar sin leer esta magnífica obra sobre el desarrollo de la sinrazón
en este país y de las barbaridades que se cometieron en los años previos al
estallido de la contienda bélica. “Los
Cipreses creen en Dios” es un retrato extraordinario sobre cómo de un
año para otro, sin más razones que la ideología y por supuesto la incultura,
personas que eran amigas dejaron de hablarse e incluso se evitaban por la calle
para no ser tachados por nadie de estar en uno u otro lado, familias que
estaban unidas quedaban desgarradas por ideas que empezaron a dejar de convivir
en el momento en el que el odio pudo más que la razón. Poco a poco el lector, a
medida que avanzan las páginas, se irá dando cuenta y descubriendo cómo las
ideologías, tanto de derechas como de izquierdas, empezaron a usar argumentos
absurdos que más que intentar convencer sólo despreciaban al contrario. Esto
unido a la falta de cultura, al desconocimiento y a la falta de criterio hizo
que la barbarie, el desprecio, la intolerancia y el odio se instalaran en la sociedad
y llevaran muchas personas a cometer actos dignos más bien de animales que de
personas civilizadas.
Llega un momento
en la historia de “Los Cipreses creen
en Dios” en el que sentí verdadero desprecio por lo que estaba leyendo,
no por Gironella y su estilo narrativo, sino por los hechos que narraba. Ver
cómo falangistas linchan a una persona solo por odio y por ir contra sus ideas;
ver cómo se mataba con total impunidad si se era militar pero sufriendo todo el
peso de la ley si no se era, o cómo tras el levantamiento anarquistas,
comunistas y demás ideologías radicales y utópicas de izquierda quemaban
iglesia y cometían vejaciones hacia los religiosos sin pararse a pensar que son
personas y que como tales son libres para tener las creencias que les diera la
gana. Toda esa intolerancia ciega me producía asco a medida que la leía, tanto
la de un bando como la del otro. Pero además, junto con el asco sentía pena de
que en España pasáramos por aquel episodio tan brutal y oscuro, en el que
familias enteras por miedo a ser señaladas como cómplices o amigas de según qué
bando en según qué zona, callaban y asumían que se cometieran esas barbaridades.
Podría contar
mucho más de “Los Cipreses creen en
Dios”, pero creo que lo mejor es que quien quiera descubrir esta
magnífica novela sobre los orígenes de la Guerra Civil se atreva a sumergirse
en toda su inmensidad narrativa y dejarse llevar, siempre con cabeza y sin prejuicios
de antemano. Sólo así se podrá admirar en toda su complejidad la inmensa obra
literaria con la que José María Gironella inició una tetralogía sobre la Guerra
Civil. También advierto que el lector que se atreva con esta novela debe
echarle ganas y saber que habrá momentos durante su lectura en que, viendo que
el libro no se acaba nunca, su fuerza flaquee y quiera dejar la lectura. Sólo
digo que quien llegue al final sentirá una rabia muy grande al descubrir cómo
España se rompió por el odio y la intolerancia.
Caronte.
Lo acabo de leer. Ahora a investigar sobre esa guerra tan complicada. Después de leer el libro, no identifico a los buenos o los malos. Para mí, todos se volvieron locos. Es increíble hasta donde puede llegar el odio y que orígenes tan absurdos tiene. Estoy asombrada de que está historia haya sido real y como actualmente podría repetirse.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con tu reflexión. Y esta novela es fiel reflejo de aquella época tan convulsa y triste.
EliminarEstoy terminando el primer volumen de la trilogía y opino lo mismo. Coincido también con la crítica y sinopsis de Caronte. Me parece exquisita la imparcialidad de Gironella. Al menos la distancia que toma en cada personaje, de los cuales no hay ni uno sólo que sea plano o irrelevante. He ahí también una de las causas —y valga esto como una pequeña crítica— por las que el lector pueda sentirse tentado a claudicar en la lectura de esta interesantísima visión de aquella locura.
ResponderEliminarEs una obra inmensa que difícilmente puede dejar a nadie indiferente. Y de nuevo estoy de acuerdo en que los personajes lo son todo y gracias a ellos esta novela es lo que es.
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