
Sobre la pista de
Juan Benet me puso Javier Marías, uno de sus más firmes admiradores y cuyo
estilo narrativo ha quedado totalmente impregnado por el del primero,
considerándole incluso uno de los más importante escritores del siglo XX
español por haber promovido una renovación formal y estilística tan profunda
que muchos escritores actuales no serían lo que son sin sus influjos. También
quiero decir que al investigar un poco sobre su obra, para acabar decidiéndome
a leer alguno de sus libros y saber por cuál comenzar, fui dando con críticas y
referencias a Benet en las que a pesar de considerarle uno de los escritores
más influyentes en la literatura española actual, no tuvo el éxito que quizá
mereció en el mundo de la literatura (puede que porque su estilo no terminara
de entenderse). Al final, y tras mucho buscar en las librerías para encontrar
algún ejemplar de alguna de sus novelas que había seleccionado para leer y
comenzar a moverme por su mundo literario, di con “El aire de un crimen” que fue finalista del Premio Planeta,
y que sirvió como demostración personal de Juan Benet ante el mundo de las
letras de que sí que era capaz de escribir algo que gustara al gran público y
no sólo a los eruditos.
Como el propio
nombre de la novela indica, ésta es una historia de intriga y sangre, odio y
venganza, silencio y secretos. “El
aire de un crimen” narra una serie de acontecimientos ocurridos en una
región irreal, inventada por Benet, de España, llamada Región. Aquí vuelvo a
hacer un punto y aparte, ya que tengo que explicar brevemente qué es Región.
Región es un paraje, una zona no ubicada concretamente en España en la que el
ambiente rural es el que impregna todo. Es una zona seca, de vieja historia, de
tradiciones cerradas y poco amigable con los foráneos, incluso para los propios
de la tierra es dura. Región es una especie de concentración de los pecados
capitales de España. Prácticamente incomunicada del resto de España, Región
vive aparte del resto del país, es una especie de microclima rural antiguo,
cerrado, de tonos ocres, de pueblos prácticamente incomunicados y a medio en
ruinas. Pero Región es también una de las creaciones literarias más
extraordinarias de las letras españolas en la que Juan Benet puso toda su magia
estilísticas para dibujarnos un espacio, un paisaje que se convierte en varias
de sus novelas en un personaje más, tan importante como los de carne y hueso.
Volviendo a la
trama. “El aire de un crimen”
comienza con la aparición de un hombre muerto junto a una fuente en la plaza de
uno de los pueblos que componen Región. Desde ese punto Juan Benet recrea una
serie de tramas entrelazadas que poco a poco van avanzando en la resolución de
dicho crimen. Así se nos irán presentando una serie de personajes que siempre
tienen más que callar que lo que decir. Desde un par de guardias civiles que
son los que van a llevar la investigación, más uno que otro, y que este último
tiene bastante que quiere esconder; hasta la madame de un burdel que también tiene
mucho que decir en la trama, pasando por un hombre típicamente de pueblo, rural
a más no poder, oscuro, callado, sempiterno que por ganar un dinero decide
colaborar en unos hechos algo siniestros que terminan mal, con sangre. Sin
embargo, y aunque éstos son en el fondo los personajes principales, para mí son
los secundarios, los que no tienen nada que ver directamente en el devenir de
la trama de la novela, los que mayor interés tienen; así Benet retrata a un
médico y un periodista, amigos desde hace mucho años que se rencuentran en
Región tras mucho tiempo sin verse, y una anciana enferma cuya obstinación la
lleva a pedir al médico que quiere morir en su casa porque sabe que su tiempo
se está agotando.
La intensidad de “El aire de un crimen” va
creciendo a medida que avanza la novela. Sí es cierto que al principio la
novela cuesta, básicamente por su estilo, ya que Juan Benet utiliza palabras
poco usuales en el lenguaje literario. Por ello quizá las primeras páginas se
hacen muy pesadas, algo inconexas y muy difíciles de leer, lo que hace que
entrar en la novela no sea tarea fácil. Una vez que el lector se acostumbre a
ello, y sobre todo a los rápidos diálogos que se desarrollan entre los
diferentes personajes, en las diferentes situaciones y en los varios escenarios
en los que al mismo tiempo se va narrando la trama, la novela ganará enteros
para el lector, hasta llevarle lentamente, casi sin que se dé cuenta a un final
vertiginoso en el que se suceden los acontecimientos y en el que terminan de
encajar todas las piezas de un puzle que parece no tener resolución posible.
En esta novela
Juan Benet me ha demostrado que con un estilo pulcro, directo, culto y en
algunos casos erudito de más, se pueden contar una historia totalmente adictiva
que termina enganchando al lector y que perfectamente podría haber sido escrita
por cualquiera de los grandes maestros de la novela negra, o de intriga. “El aire de un crimen” es una
buena novela, escrita con un estilo muy personal, y sirvió a su autor para
demostrar que también era capaz de crear algo popular que todo el mundo pudiera
leer sin que los ojos se cerraran y el intelecto se pusiera en huelga por la
densidad de la prosa. Son de agradecer, y de admirar, los diálogos, que como ya
he dicho son escuetos, pero directos, aunque a veces también hay monólogos por
parte de algunos personajes secundarios que bien merecerían ser enmarcados. En
estos diálogos es donde Benet logra darnos la sensación de leer hechos ocurridos
en otra época temporal, y en un lugar que aunque podamos reconocer como propio
(todo lector podrá establecer paralelismos entre Región y algún paraje singular
de España), parece sacado de las profundidades más abismales de la condición humana
y su historia.
Muy probablemente
siga leyendo algún que otro libro más de Juan Benet, aunque creo que lo tendré
que hacer con cuidado y paciencia. Creo que no va a ser fácil pillarle el gusto
a este escritor, pero quiero intentarlo por lo que tiene de simbólico para mí.
No siempre se puede encontrar que alguien del mundo de la ingeniería sea tan
respetado en el mundo de las letras, algo tan opuesto a todo lo que en la
Escuela que estudio (la misma por la que pasó Benet) se enseña. He de decir como
último apunte, que puede parecer malo pero que no creo que lo sea del todo, que
“El aire de un crimen” se ha
quedado corta a la hora de cumplir mis expectativas, aunque es cierto que tenía
muchas y muy elevadas. No obstante sí ha cumplido con el propósito de levantarme
el gusanillo por Benet.
Caronte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario