martes, 23 de junio de 2015

Cinco y acción: "Jurassic World"

Hacía ya catorce años de la última entrega de la saga más brutal del cine en el que realidad, fantasía y ficción se complementan para alentar la imaginación y los sueños de miles de fans de todo el mundo. Los dinosaurios han vuelto a la pantalla, y creo que lo han hecho por la puerta grande. La primera entrega de la saga Jurásica se estrenó allá por 1993, la segunda lo hizo en 1997 y la tercera en 2001. Cuatro años de decalaje entre cada una de las entregas, siempre con la mano maestra de Spielberg detrás, ya fuera como director en las dos primeras como de productor ejecutivo en la última. Pero han pasado como he dicho catorce años para volver a sentir aquello que los que apreciamos estas películas de dinosaurios guardamos en nuestra memoria. En esta última ocasión Spielberg como en la tercera entrega de la saga no está detrás de las cámaras, pero su mano y su sombra son alargadas y su influencia está presente en el espíritu de la película.

Jurassic World” es la última película que he ido al cine a ver. No podía faltar a una cinta tan épica que además forma parte de una de las sagas cinematográficas que más me gustan. Sin embargo mi relación con los dinosaurios de Parque Jurásico no siempre ha sido amistosa. He de reconocer que hasta que no tuve diez o doce años, aunque me avergüence reconocerlo, no fui capaz de ver la película entera. Me aterrorizaba el Rex y era incapaz de aguantar la tensión de las escenas en las que uno sabe que va a haber un susto o algo malo terminará pasando. Y digo que me avergüenzo de este miedo, creo que totalmente justificado, porque en la sala de cine, bastante llena para lo que es habitual en esto tiempos, había niños de cinco, seis y siete años viendo la película con total normalidad y disfrutando de ella. Por un lado, como digo, sentí algo de vergüenza, pero por otro me alegré mucho íntimamente al ver cómo las nuevas generaciones siguen disfrutando de Spielberg y del mundo que en su día creó hace más de veinte años.

La nueva entrega de la saga jurásica sigue teniendo el mismo espíritu que es su día sus antecesoras, aunque siendo sincero creo que está más a la altura de la primera que de las dos siguientes. En “Jurassic World” volvemos a tener un inicio tranquilo, idílico, en el que todo es perfecto, todo funciona a la perfección y parece que nada puede fallar en el parque de atracciones donde los dinosaurios resucitados a partir del ADN encontrado en los mosquitos atrapados en ámbar. Aquí se nos presentan a los que durante toda la película van a ser los protagonistas de la historia y las aventuras que se desencadenarán. En esta ocasión son la directora del parque, siempre ataviada, durante toda la película (incluso en momentos en los que parece más que inverosímil que pueda ser verdad), con unos zapatos de tacón que muchas mujeres querrían para ellas, sus dos sobrinos que van de vacaciones al parque a disfrutar de los dinosaurios, y un aguerrido y apuesto entrenador de Velocirraptores que hará las veces de héroe durante toda la película. Obviamente no son los únicos protagonistas de la película, también hay secundarios que intentan crear ese trasfondo algo moralista que se intuye en la película pero que queda totalmente eclipsado por la acción y los efectos especiales.

Una de las cosas que quien sea amante de la saga de Parque Jurásico notará desde el primer momento, más por entrenamiento después de haber visto probablemente decenas de veces cada cinta, es que sabrá tras el primer vistazo decir quiénes serán los protagonistas que desgraciadamente para ellos morirán en las fauces de las bestias jurásicas clonadas genéticamente. Es algo instantáneo. Al menos así es como lo experimenté yo, y no fallé en ninguna ocasión, además incluso supuse correctamente qué dinosaurio daría cuenta de cada uno. Era ver a un nuevo personaje y decir “tú terminarás mal”, y dicho personaje terminaba mal. Pero esto no es ningún demérito para “Jurassic World”, más bien creo que al contrario. Esto es algo que a los que nos gustan las películas notamos por deformación profesional, pero que los que se inician en la saga no tienen ni idea y serán sorprendido como yo mismo lo fui en su día. Otra cosa que sigue igual que en las películas anteriores es la tensión que se sigue viviendo en ciertos momentos que tienen que ver, claro está, con los dinosaurios que durante las tres películas anteriores nos han mantenido en un sin-vivir constante y con los nervios de punta durante toda la película. Y sustos sigue habiendo, Spielberg no puede renunciar a una de sus señas de identidad.

Mención aparte quiero hacer de la banda sonora de “Jurassic World”. Esta vez no es John Williams, el maestro de maestros, el más grande compositor de bandas sonoras de la historia del cine, mal que le pese a muchos puritanos del séptimo arte que piensen los contrario y puedan incluso a considerarme un pecador por lo que acabo de expresar, quien ha compuesto la banda sonora y esto se nota. Si en las películas anteriores era clara la mano de Williams en las composiciones musicales de los momentos más cruciales y épicos; en la cinta que nos compete es Michael Giacchino el autor de la música que ni de lejos está a la altura de aquella mítica de “Parque Jurásico” con la que el espectador sentía que estaba siendo testigo de algo único e irrepetible, maravilloso y ante todo real. Para mí la pieza principal de la banda sonora original de la primera película, y en su conjunto la banda sonora de aquella primera cinta, es la mejor de la historia del cine. Y por suerte también está presente en esta nueva película, y como siempre acompañando a los visitantes a la isla de los dinosaurios en su llegada y descubrimiento de todas las maravillas. No creo que sea capaz de expresar con palabras, sensaciones que hay que vivir para poder compartir y entender, pero cuando los acordes de esa pieza musical empezaron a sonar los pelos se me pusieron de punta, y una alegría enorme, mezcla de nostalgia y emoción contenida, se invadió por completo haciendo incluso que varios escalofríos me recorrieran todo el cuerpo y asomaran en mis ojos alguna que otra lagrimilla. Larga vida al maestro John Williams.

Pasemos a la parte dinosaurios. En “Jurassic World” para chasco de los grandes fans de la saga no es el Tyrannosaurus Rex el que generará miedos y agobios en la sala, sino un híbrido de laboratorio el Indominus Rex, una dinosaurio hembra que generará quizá tanto respeto como nuestro ya querido y amado Rex. Es esta dinosaurio la que causará el terror en el parque de atracciones jurásico y la que deberá ser cazada y aniquilada. Es en esta cuestión, la del laboratorio genético, en la que se plantean las cuestiones éticas y morales que creo que no terminan de calar en la película y que están muy forzadas y poco desarrolladas para lo que creo que era la intención. Sí está siempre presente el dilema de hasta qué punto estamos dispuestos a llegar, a por cuánto estamos dispuestos a hipotecar nuestra ética y nuestra conciencia por el dinero o por la fama o por cualquier otro elemente efímero. Pero entre tanta acción, tantos efectos especiales, tanta épica, estos dilemas se pierden y al final el espectador no termina por hacerles caso y lo único que quiere y ve en la película es que el Indominus Rex es un peligro que hay que eliminar. También son parte importante en esta cuarta entrega de la saga los Velocirraptores, pero en este caso no terminan de ser villanos, aunque siguen siendo los protagonistas de los momentos de mayor angustia de la película. ¿Y qué es del Tyrannosaurus Rex? Pues que a pesar de que su papel en esta cinta es pequeño solo diré que el Rey sigue siendo el Rey.

Para terminar he de decir que “Jurassic World” es una muy digna última entrega de la mítica saga ideada por Spielberg hace más de veinte años. Creo que de todas las secuelas de aquella legendaria “Jurassic Park” es la más entretenida y la más parecida a ella. Los fans más puritanos podrán encontrar extravagante que el dinosaurio villano de esta entrega sea un tipo que no existió y que no es más que un engendro creado gracias a la mezcla de otros dinosaurios. Aún así la película ha cumplido con sus expectativas, al menos con las mías: es entretenida, es épica, hay acción, hay muchos dinosaurios (más que en ninguna otra entrega de la saga), muchos efectos especiales y muchos sustos, tensión y adrenalina. Creo que con esto basta para entretener y para convencer a la taquilla. Quien vaya a ver la película se encontrará con dos horas de entretenimiento puro y duro; dos horas que se pasarán voladas y que habrán merecido la pena.

Caronte.

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