sábado, 27 de junio de 2015

Lectura crítica: "Sin novedad en el frente"

En el año en el que se conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial, voy yo y decido leer sobre la otra gran guerra del siglo pasado: la Primera. La mayor parte de la gente sabe qué causó la IIGM, quiénes fueron sus protagonistas y cuáles fueron sus eventos principales. El cine y la televisión han contribuido largamente a este hecho, así como centenares de biografías y libros sobre batallas y política durante esos años. Sin embargo poco o nada se sabe de la Primera Guerra Mundial, o como yo a veces la llamo la última guerra convencional, la última guerra en la que se usó caballería y se combatió en su mayoría hombre a hombre oliendo el sudor del enemigo, o rival en contienda, hincando bayoneta y lanzando granadas a las trincheras contrarias para evitar que desde esas mismas trincheras lanzaran a la propia una granada que acabara con tu vida. El libro que he terminado de leer hace unos días trata precisamente de la Gran Guerra, narrada desde el punto de vista de alguien que estuvo en el barro del frente, moviéndose entre la lluvia de balas y granadas.

Sin novedad en el frente”, del escritor alemán Erich Maria Remarque, es un relato totalmente desgarrador del día a día de la IGM. La novela, narrada en primera persona, describe con nitidez y claridad la cotidianeidad del frente de guerra durante este conflicto: tanto los momentos de ofensiva en los que el lector lee impávido como los jóvenes reclutas de 19 y 20 años se arman de todo el valor posible para atacar al enemigo e intentar sobrevivir a la experiencia; como los momentos menos bélicos, en los que los soldados están en la retaguardia esperando a ser llamados al frente para actuar, momentos de algo más de distensión y de reflexiones sobre la guerra, la vida antes del conflicto y la vida que será después de la batalla y la vuelta de la paz. Remarque, con un estilo sobrio, sin rodeos y con frases cortas y concisas realiza un retrato veraz de lo que es la guerra: odio, miedo, muerte, sinsentido, absurdo.

En las apenas doscientas cincuenta páginas de “Sin novedad en el frente” el lector presencia los horrores más ocultos de la guerra, esas cosas que no suelen salir nunca en libros de historia, porque en el fondo lo que representan son las pequeñas historias personales de los cientos de miles de combatientes que lucharon durante los cuatro años que duró aquél conflicto bélico de escala mundial y que se desarrolló en tierras europeas casi por completo. La supervivencia diaria de gente sencilla que simplemente porque un día en esferas políticas que a un humilde cartero de pueblo, un maestro de escuela, un granjero que se gana la vida dejándose el aliento de sol a sol en el campo, o de jóvenes que tendrían toda la vida por delante si la guerra no se la arrebatara de sopetón, les quedan totalmente alejadas de sus preocupaciones cobran en esta novela una importancia capital, ya que es el eje alrededor del que gira toda la historia.

Sin novedad en el frente” es ante todo una novela antimilitarista en la que Remarque, a través de sus propias experiencias como soldado durante este conflicto, muestra como decisiones de políticos y militares que están a miles de millas de los frentes de batalla toman decisiones que condicionan la vida de millones de personas, no ya de los simples soldados, sino también de países, y hasta continentes, enteros. Muchos son los momentos en la lectura de esta novela en la que he tenido que levantar momentáneamente la vista para asimilar lo que acababa de leer para comprender en toda su magnitud la dureza, crueldad y absurdez de la guerra. Hay pasajes de la novela de una dureza sobrecogedora en los que la muerte y su aceptación, así como el miedo que se siente cuando llega, son los verdaderos protagonistas. Sangre, miembros mutilados, cuerpos que se arrastran por el suelo como pueden buscando seguir con vida unos segundos más aunque el destino sea el mismo, disparos que desgarran piel y destrozan huesos, granadas que acaban instantáneamente con toda esperanza, largas agonías de jóvenes que no deberían estar agonizando sino disfrutando de su vida con sus novias o con muchachas de su edad, aprendiendo en una escuela y formándose para tener un futuro, futuro que también muere en el campo de batalla.

Pero en esta novela también hay hueco para relatos menos trágicos y tensos. En “Sin novedad en el frente” no todo es frente de guerra, muerte y miedo. Remarque no solo decidió incorporar en este libro los momentos del día a día en el frente propiamente dicho, sino todo lo que envuelve la guerra: cuarteles, hospitales de campaña, días de permiso. Así, cuando el protagonista y sus compañeros no están intentando evitar ser atravesados por una bayoneta, gaseados inclementemente o alcanzados por una granada, una esquirla de metralla, sus conversaciones versan sobre su pasado, sus recuerdos anteriores a la guerra, y también sobre cómo será su vida una vez vuelvan a sus casas. Son quizá estos últimos pensamientos, los de futuro, los que más llegan a conmover al lector ya que están cargados de melancolía y falsas esperanzas. Todos los personajes de la novela sueñan con que acabe la guerra para volver a sus casas, pero al mismo tiempo saben que nada será como antes del conflicto. Muchos podrán sobrevivir a las balas, con más o menos heridas, pero todos habrán sucumbido a la Guerra. Ninguno, salvo el narrador de la novela, volverá a su casa. Todos poco a poco se irán muriendo, con más o menos agonía, con más o menos sufrimiento, pero todos presas del pánico, el miedo y el horror.

Es muy probable que quienes suelen declarar guerras e iniciarlas debieran leer esta novela para, sino cambiar de idea si pensarse dos veces que sus decisiones tomadas desde calientes salones rodeados de asesores diplomáticos, tienen consecuencias en la vida de millones de personas que ven como su presente queda totalmente comprometido a una causa que en muchas ocasiones les es ajena y su futuro en muchos casos es eliminado en un abrir y cerrar de ojos. Remarque en “Sin novedad en el frente” plasma esta realidad de la guerra, no la épica de las grandes batallas por ideales supremos de libertad y justicia universal. Las guerras son guerras y en ellas el horror es la única realidad, el coraje el único pasaporte que permite avanzar y el miedo el alimento diario. Creo que nadie que después de leer esta novela puede declararse pro-bélico, nadie en su sano juicio después de leer los horrores de la sinrazón humana puede decir que una guerra es algo necesario en algunas ocasiones. Las guerras lo único que generan es muerte, horror y desesperanza, y nunca traen nada nuevo. Las guerras solo se llevan cosas, entre ellas miles de vidas de personas ajenas en muchas ocasiones a las razones que originaron la guerra.

Quiénes se animen con esta novela, que se lee muy fácilmente por el estilo claro y nada rebuscado de Remarque, se encontraran con un relato conmovedor y en muchas ocasiones duro y desgarrador de lo que fue la Gran Guerra y todo lo que originó. Es posible que “Sin novedad en el frente” pueda resultar una novela dura y sin interés alguno, sin embargo creo que es todo lo contrario. Esta obra es fundamental para aquellos que creemos que las guerras nunca deben ser el primer recurso a la hora de resolver ningún conflicto, y nos demuestra a todos que las guerras no las hacen los generales desde despachos, sino los soldados en el campo de batalla donde mueren, sufren y mueren llenos de miedo y terror.

Caronte.

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