Creo que no hay
nada mejor en el mundo que ir un soleadísimo día dos de mayor, fiesta en la
Comunidad de Madrid, y como diría Pérez-Reverte una de las pocas fechas
españolas para no sentirse avergonzado de ser español, al cine a ver una
película de estreno. Aunque para ser sinceros sí que se me ocurren muchas ideas
y planes para una tarde festiva en Madrid: quedar con amigos a tomar algo, ir a
cenar con la novia, salir a dar una vuelta por la ciudad en buena compañía,
sentarse al sol en el Retiro con tu pareja… Pero esto lo puede hacer gente más
afortunada que yo que pueda tener pareja o amigos; yo lo primero no lo tengo y
lo segundo no en demasía, es más no gasto los dedos de una mano para contar a
mis amigos. De todas maneras el cine siempre es un plan especial y digno sobre
todo si se va a ver una película que se desea ver y disfrutar tanto por
temática, como por algunos actores, como por las críticas escuchadas.
La primera noticia
que tuve de “Trumbo: la lista negra de
Hollywood” fue gracias a su tráiler que vi justo antes de ver otra
película hace ya unas cuantas semanas, sino hace algunos meses. Desde ese
momento quedé con buen sabor de boca. Pero con los tráileres soy escéptico por
naturaleza porque mi boca, o el sabor que en ella queda después de algún
tráiler, a veces me ha fallado, y recientemente más a menudo que de costumbre.
Por eso cuando ayer me senté en la butaca de la sala del cine aunque con muchas
ganas de ver la película y disfrutarla sin era posible, también sentía cierto
miedo a quedar frío después de verla. Por suerte esto no pasó y salí del cine
contento por haber empleado dos horas de mi vida viendo una película.
Para entrar en
materia, “Trumbo” es una
película basada en hechos reales, y como tal, y aunque parezca algo extraño, contendría
también partes no tan verídicas. Dalton Trumbo, que es el protagonista de la
cinta y que también le da título, fue uno de los grandes guionistas del
Hollywood dorado de los años 40, 50 y 60. Sin embargo también fue una de las
personas más señaladas en los EE.UU. durante una de las épocas más tristes y
oscuras de ese país adalid de las libertades públicas e individuales, como fue
la era McCarthy y la caza de brujas comunista en américa durante varias
décadas. Mucha gente durante muchos años, gente corriente, normal, ciudadanos
modelo en muchos casos, fueron señalados con el dedo acusador del miedo a lo
desconocido, de la ignorancia y del patriotismo de cartón. Hollywood no se
libró de esta persecución y Dalton Trumbo fue uno de los miembros de una de las
primeras listas negras que hubo en EE.UU., listas donde aparecieron nombres más
o menos relevantes a los que se les acusaba de espías o de no americanos
simplemente por haber tenido en algún momento de su vida algo que ver con el
comunismo.
“Trumbo” narra basándose en la
vida de este guionista esa persecución cruel, que con infamias y difamaciones
terminó con la carrera profesional de muchas personas, y con la vida también de
otras muchas. El tono de la película sin embargo no es del todo dramático, sino
más bien una mezcla de momento de sentimiento más contenido y realista, más
emotivo, con otro más distendidos y hasta cómicos. No hay que olvidad que en el
fondo la cinta es una especie de homenaje a ese sector del cine que casi
siempre queda olvidado cuando se habla de una película, como son los guionistas.
Este gremio tantas veces castigado y casi siempre olvidado, es para mí
fundamental en el cine, sin ellos no hay historias que rodas o interpretar y
por tanto ni directores ni actores tendrían trabajo.
Quizá la película
peca de histriónica y exagerada en algunos momentos de la narración, sin embargo
el ritmo de “Trumbo” es tan
bueno que en ningún momento el espectador tiene tiempo para preguntarse cuánto
queda de película o para aburrirse. La historia es muy interesante ya que se
muestra una parte de la historia de Hollywood y del cine, pero también de la
historia norteamericana, bastante desconocida pero llena de vericuetos e
implicaciones en muchos casos muy crueles y absurdos. Es posible también que la
cinta podría haberse centrado un poco más en la cuestión del drama humano y las
consecuencias personales más allá de Trumbo, mostrando la traición y la
delación a los propios amigos. Lo que por el contrario queda bastante bien
plasmado en la historia es el doble rasero de los que eran comunistas
simplemente como gesto de rebeldía, que en el momento en el que el peligro y el
riesgo de cárcel llamaban a la puerta huían despavoridos y preferían preservar
su modo de vida holgado y multimillonario en algunos casos a las ideas y los
ideales.
El papel de los
actores también hace mucho en “Trumbo”.
Bryan Cranston, famosísimo actor no por sus apariciones en la gran pantalla
sino por su papel en la célebre serie “Breaking
Bad”, y que en este caso da vida a Dalton Trumbo está inmenso, dándole tal
credibilidad al papel que no hay posibilidad para el espectador de no quedar
prendado de dicho personaje. Pero no es solo él aunque él sea el protagonista
absoluto de la cinta. El reparto en su conjunto está espléndido con actores de
la talla de Hellen Mirren o John Goodman interpretando a sus correspondientes personajes
con tanta precisión y credibilidad que es imposible no sentir algo, aunque
pueda ser indignación. Mención aparte voy a hacer de Goodman ya que su papel es
quizá de los más cómicos e irónicos, o también por qué no cínicos de la
película.
Pero volvemos a lo
de antes, ninguno de estos actores sería nada sin un buen guion detrás y el de “Trumbo” es espléndido, con diálogos
muy logrados y realistas, de una intensidad que asombra y de una profundidad
bastante crítica. Hay frases demoledoras pronunciadas, esta vez sí por los
actores que las bordan. Es el guion quizá lo mejor de la película, sin desmerecer
a la historia en general y a la interpretación de los actores en particular la
de Cranston. Sin ese guion tan perfectamente llevado que impone a la película
un hilo conductor que le da un ritmo muy aceptable y ágil, la cinta pasaría
desapercibida. Pero gracias a los guionistas esto no es así, y esta película
brilla por sí misma conjuntando todo como en un buen plato de alta cocina donde
todos los ingredientes están en su justa medida y de manera independiente, pero
que en conjunto hacen un plato delicioso que deja al comensal, y en nuestro
caso al espectador, con ganas de más.
Esto es también lo
que me ha pasado a mí. Y es que “Trumbo”
me ha dejado tan buen sabor de boca que al final me he quedado con las ganas de
saber más. Probablemente la película podría haber incidido más en algunos
aspectos de la vida de este gran hombre tachado de traidor a su país por
mantener firmen y sin variación sus ideas, pero para ella debería haber durado
casi el doble de lo que lo ha hecho y eso hubiera sido contraproducente para la
propia película. La cinta está bien como está y no le sobra nada. Tampoco le
falta nada. No es perfecta, porque si no estaríamos ante una obra maestra y no
es el caso, de ese tipo de películas ya no se hacen por desgracia; pero esta
película es un digno ejemplar de cine, y con eso me basta, que no es poco.
Ayer pasé un muy
buen rato en el cine viendo “Trumbo”
y para hacer honor a mi olfato elector de películas para ver he de decir que en
este caso el visionado de su tráiler hacer un par de meses ha quedado redimido
con la cinta completa. Todo aquel que quiera ir a pasar un buen rato al cine, a
disfrutar de una película que hará reír pero también indignarse por una serie
de actitudes denigrantes e impropias de una sociedad adulta, esta es su
película. Además el guion como ya he dicho es espectacular y no permite al
espectador desentenderse de la historia; y los actores en conjunto, pero Bryan
Cranston en particular, están tremendos. No creo que se pueda pedir más a una
película, que no es poco lo dicho.
Caronte.
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