miércoles, 14 de diciembre de 2016

Lectura crítica: "The Pigeon Tunnel"

Hoy aunque voy a hablar de un libro de John le Carré, sí lo reconozco soy muy pesado con Le Carré pero es que no puedo evitar sentir una especial y muy fuerte atracción por este escritor al que considero el más grande escritor vivo en lengua inglesa, no lo hago para comentar ninguna de sus novelas sino su autobiografía. Y es que este año David Cornwell, que es como realmente se llama este inglés que ya hace muchos años y debido a su trabajo como agente en el Servicio Secreto Inglés decidió ser otra persona a la hora de escribir, ha hecho de sí mismo y aunque sigue escribiendo como Le Carré en esta ocasión su personaje principal no ha sido ningún agento secreto, ni ningún idealista soñador inglés, ni ningún marginado y perseguido, sino David Cornwell, él mismo en estado puro. Y dio también la casualidad que saliera este libro mientras estaba yo en Londres en uno de mis, casi ya tradicionales, viajes a la capital del Támesis y que pudiera comprarlo todavía calentito recién salido de las imprentas.

Se habla de “The Pigeon Tunnel”, título traducido al castellano como “Volando en Círculos” en un ejemplo más de las pésimas traducciones que se hacen de los títulos de películas y libros en inglés a la hora de presentarlos al público hispanohablante, como de la autobiografía de John le Carré/David Cornwell; sin embargo no creo que este libro sea un volumen autobiográfico ni mucho menos, creo que es más bien un conjunto de recuerdos que aunados y compilados en un libro sí pueden llegar a dar una imagen general de lo que ha sido toda una vida. Este libro es un libro de memorias en el que John le Carré, aunque creo que a pesar de que el libro está firmado bajo este seudónimo en esta ocasión más que nunca John ha dado paso a David, usando su magnífico estilo literario ha querido demostrar, sin tener que hacerlo, que todo lo que en sus novelas aparece tiene un porqué una realidad de fondo.

Es muy curioso cómo cuando leemos ficción a pesar de quien sea el escritor que haya hecho el libro que estemos leyendo consideramos que la ficción es ficción y nada más. Al leer “The Pigeon Tunnel” y tomar todo lo que aparece en el libro como real, dando la suficiente credibilidad, verosimilitud y confianza a la palabra de David Cornwell, quien haya leído a John Le Carré y tenga sus novelas como obras maestras se dará cuenta de que la ficción siempre tiene vínculos, más o menos fuertes, con la realidad. En el caso de las novelas de John Le Carré, como bien justificadas vienen en este libro de memorias, todas y cada una tienen punto de unión con la realidad. Y es en ese punto, tras haber leído estas memorias, cuando me he dado cuenta de que todo lo que he leído salido de la pluma de Le Carré ha sido verdad, aunque en las novelas aparezca de manera distorsionada.

Ante la más que extendida media verdad como es que Le Carré fue espía del Servicio Secreto Británico, en “The Pigeon Tunnel” David Cornwell desmonta esta faceta suya y nos la presenta como lo que fue de verdad: apenas un par de años de casi niñera de los altos cargos de la RFA que visitaban el Reino Unido para ver cómo debía ser una democracia con sus elecciones, instituciones, corrupción, etc. Esto no quita para que en los años que pasó en el Servicio Secreto Le Carré se impregnara de todo el ambiente sórdido y secreto del espionaje durante la Guerra Fría. De hecho en el libro aparecen capítulos muy estrechamente relacionado con el espionaje, entre ellos uno muy interesante en el que narra una serie de encuentros con Nicholas Elliot, el gran amigo de Kim Philby (véase la crítica hecha en este blog sobre “Un espía entre amigos”), una de las figuras más enigmáticas y oscuras de la historia reciente de Inglaterra y su servicio de espionaje.

John Le Carré no fue el único escritor que en su día fue miembro de los servicios secretos y trabajó como “espía”. También lo fueron Graham Greene, Ian Fleming o Frederick Forsyth. Del primero hay retazos durante todas las memorias, del segundo se hace apenas una mención muy escueta casi para criticarle la banalización del espionaje al crear a James Bond y del último no hay ni una sola línea. Pero vuelvo a repetir “The Pigeon Tunnel” no es simplemente un libro de memorias sobre los años que  John Le Carré pasó como funcionario del servicio secreto. Las memorias son eso, retazos de una vida vivida a mi juicio muy intensamente por una persona más que interesante. Así en las páginas de este libro se van sucediendo recuerdos de toda una vida: la de David Cornwell como John Le Carré, o viceversa.

Puede incluso parecer muy presuntuoso John Le Carré por algunos capítulos de “The Pigeon Tunnel”. Que si un encuentro más que misterioso y accidentado con Yaser Arafat en Palestina en una especie de cueva que serviría luego para ambientar “La chica del tambor”; que si almuerzos con Margaret Tatcher a la que define clara y concisamente con apenas unas líneas; días de reuniones y necesidades imperiosas con Richard Burton; comidas y cenas con Stanley Kubrick, For Coppola y otros grandes del cine para adaptar sus películas; que si seguimientos y despistes a espías rusos en Moscú y San Petersburgo durante visitas ya como escritor para promocionar sus libros; que si reuniones con embajadores que no son lo que parece; que si peticiones privadas del Presidente de la República Italiana en el Quirinal para que le hablase de uno de sus libros; y así durante trescientas páginas. Lo que se dice unas memorias de verdad.

Uno de los temas que más aparece en “The Pigeon Tunnel”, y que obviamente se corresponde también con uno de los grandes temas tratados por Le Carré en sus novelas es la URSS, la Guerra Fría y el comunismo. David Cornwell es ateo y de ideas más bien progresistas, por no usar palabras con mayores connotaciones políticas y la URSS como utopía fallida es uno de los grandes puntos de interés de Le Carré, del que habla con un tono bastante melancólico a veces y de decepción en otras ocasiones. El otro gran tema de estas memorias, aunque sólo ocupa un capítulo, quizá el más profundo y de tono más grave de todo el libro, es su relación con su padre Ronnie. Como muchos miembros de la sociedad acomodada inglesa de primeros del siglo XX Le Carré tuvo que sufrir una vida familiar bastante desestructurada, con una madre maltratada y anulada que abandonó a sus hijos, y un padre estafador, mentiroso, embaucador, mujeriego, alcohólico y vicioso. Es en este capítulo en el que Le Carré, usando como siempre ese estilo tan personal y maravilloso que le caracteriza, muestra más a David Cornwell y se abre más en lo que de verdad sería su vida y no sus memorias.

The Pigeon Tunnel” no es un libro para leer si no se ha leído antes ninguna obra de John Le Carré, porque muchas de las anécdotas y memorias que se relatan en esta obra guardan una muy estrecha relación con sus libros y tienen un porqué en ellos. Y al mismo tiempo estas memorias tampoco son para dejarlas leídas de manera independiente, sino para ir apuntando cosas y releer, muy probablemente de manera paralela, cada una de las novelas que se citan para poder contextualizarlas de verdad mucho mejor y, estoy seguro de ello, sacarles mucho más jugo. Solo me queda añadir que estas memorias me han hecho comprobar que hay gente tocada por la historia, o por la vida en mayúsculas, que puede presumir de haber vivido lo que muchos en todas las reencarnaciones que nos queden nunca viviremos. Y como siempre, doy las gracias esta vez a David Cornwell por existir y escribir.


Caronte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario