lunes, 5 de diciembre de 2016

Lectura crítica: "The naive and sentimental lover"

Quien conoce mis gustos literarios sabe perfectamente cuál es mi escritor en lengua inglesa preferido. Sí, es John Le Carré. Desde que le descubrí gracias a mi profesora de historia del instituto no he podido dejar de leer sus libros. Cada vez que publica un libro nuevo me acerco a una librería a comprarlo. Incluso si tengo que viajar al Reino Unido a por ese libro lo hago... Vale está bien, no soy tan radical. Pero sí es cierto que su último libro, de memorias, lo compré durante mi último viaje a Londres el pasado mes de septiembre. Pero no es de este libro del que voy a hablar hoy aquí sino de su primera novela no de género que publicó allá por 1971, hace 45 años que se dice rápido, cuando era ya todo un aclamado escritor de novelas de espías, género del que sigue siendo el maestro absoluto. La novela de la que voy a hablar también la compré en Londres y me acompañó a Riad donde la empecé el mismo día que me liberaba de una prisión a la que había entrado también voluntariamente. Esta fue la novela que me acompañó durante el vuelo de vuelta a mi hogar en España.

Como ya he dicho “The naive and sentimental lover” (o “El amante ingenuo y sentimental”, como sería su título en castellano), fue la primera obra de Le Carré que no seguía los esquemas que hasta entonces llevaban sus demás libros. En esta ocasión dejó a un lado el mundo oscuro y nebuloso del espionaje, de los dobles juegos, del chantaje político, de la hipocresía, del cinismo y de la traición para decantarse por una novela normal y corriente. Aquí no hay espías del MI6 adictos a algún tipo de vicio, de personalidades complejas y desarraigadas vidas. En esta novela el protagonista es un exitoso hombre de negocios cuyo matrimonio hace aguas y que se ve envuelto en una relación tormentosa y muy extraña con una pareja de excéntricos ingleses.

Así el protagonista de “The naive and sentimental lover” es Cassidy (Le Carré usa durante toda la novela el apellido y no el nombre de pila). Cassidy como hemos dicho es un hombre exitoso de negocios, pero su éxito acaba ahí. En el ámbito personal es una persona bastante mediocre, o si no mediocre si lo suficientemente acomodada a su vida como para no haber experimentado nunca nada más que aquello que tenía que hacer en lugar de lo que quería. Al inicio del libro Cassidy buscando una casa para comprar da con una pareja, Shamus y Helen (en este caso sí se usan los nombre de pila), de excéntricos: él artista crítico con la burguesía y la gente adinerada siendo en el fondo uno de ellos; ella una mujer de impulsos. Esa pareja atrae desde el principio a Cassidy en muchos ámbitos. En ellos dos ve una puerta de escape a su ingenua vida; una puerta que puede llevarte al mundo de los sentimientos.

Durante toda la novela Le Carré juega con estos tres personajes, sin descuidar otros muchos relacionados con Cassidy: su mujer Sandra, sus hijos Hugo y Mark, su padre el Viejo Hugo, su suegra, la niñera de sus hijos, sus vecinos y amigos, sus compañeros de trabajo... “The naive and sentimental lover” es casi una novela coral en la que cada personaje tiene algo que aportar a la personalidad de Cassidy, a eso de lo que sin saberlo muy bien quiere huir a toda costa. Pero es el triangulo sentimental que forman Cassidy, Shamus y Helen el que teje toda la novela y el que hace sentir al lector muchos y muy diversos sentimientos, algunos encontrados y otros que muy probablemente nunca se ha planteado.

Este no es un libro sencillo de leer – y mucho menos en inglés como yo lo he hecho, cosa que no recomiendo a no ser que se esté seguro del nivel de cada uno – pero eso es lo bonito de algunos libros. “The naive and sentimental lover” es una novela muy compleja tanto por cómo está escrita ya que Le Carré empieza en esta obra a utilizar sus magistrales cambios de tiempo narrativo, sus saltos al pasado desde el presente de la novela, y sus mareos constantes al lector que va leyendo como si de un telegrama se tratase, mediante pequeñas dosis de la historia, que la hacen avanzar a la manera de Le Carré. Y es que en esto de ir dando salto y desconcertar al lector Le Carré es un maestro indiscutible y ostenta un trono que muy difícilmente cuando falte podrá llenarse. Nadie como Le Carré sabe jugar con una historia despiezándola y dejando poco a poco esas piezas para que el lector, si es que es capaz de hacerse con esta forma de escribir, las junte de nuevo en su cabeza e imaginación y de forma a la novela. No es una novela fácil de leer, repito.

The naive and sentimental lover” como novela se estructura en cinco partes ambientadas cada una en un lugar: Londres (en un par de ocasiones), Paris y un chalet en Suiza (¿es curioso que Le Carré tenga un chalet también en suiza no? No, no lo es). Cada una de las partes además se subdivide en capítulos y estos en narraciones telegráficas, casi escenas de teatro independientes, que van dando forma a un libro que en su conjunto es una obra total y completa de alta literatura. No faltan tampoco esas frases que se quedan marcadas a fuego en la memoria y que terminan siendo esas citas que de vez en cuando a uno le vienen a la boca. Una de estas frases, que en la novela se repite mucho, es: “a un hombre no se le juzga por lo que busca, sino por lo que encuentra”. Nadie puede negar la fuerza en esta frase. Simple. Sencilla. Con una fuerza impresionante. La misma fuerza narrativa que todas las páginas de la novela emiten.

No voy a negar la fuerza de esta novela. Ni tampoco puedo hacerlo siendo justo. Pero “The naive and sentimental lover” a pesar de todo esto que acabo de decir no es para mí lo mejor de Le Carré. Simplemente podría decir que es un puno de inflexión, que pocas veces ha vuelto a producirse en la vida de este escritor. Supongo que esto se debe a que la novela respondió a un impulso muy personal tras su divorcio de su primera mujer. Por ello esta novela tiene muchos aspectos que guardan mucho paralelismo con la vida real de su autor. El amor, la pasión, el deseo, la lujuria, las dudas, los miedos ante lo nuevo, ante una vida jamás vivida, ante una vida malvivida, hacen de esta novela una obra dura, a ratos triste a ratos divertida, tierna en alguna ocasión, desconcertante muchas veces, reflexiva casi siempre y que puede resultar desasosegante a aquellas personas que puedan llegar a identificarse con Cassidy, el protagonista.

Sin embargo pese a todo lo dicho de “The naive and sentimental lover” no puedo recomendar esta novela. ¿Y por qué? Pues básicamente porque estaría tirando piedras en el extraordinario tejado de la casa de la literatura de John Le Carré. Esta novela está hecha para aquellas personas que ya conocen a este maestro indiscutible de la literatura universal, cuya pluma será muy difícil de reemplazar – por no decir imposible – el día que la vida se lo lleve para que otros que ya no están lo disfruten en privado. Esta novela es para esos lectores a los que les ponen, les excitan, los retos literarios; y esta novela ante todo es eso: un reto de los que tras superarlo dejan muy buen sabor de boca.


Caronte.

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