El azar, la
suerte, el destino, la vida... De vez en cuando alguna de estas cosas nos trae
sorpresas inesperadas por improbables e impropias y es entonces cuando uno
recibe en el cuerpo una especie de descarga emocional equiparable a una eléctrica
de miles de voltios que nos recorre el cuerpo y nos hace revivir un poco. Cada
persona siente esta descarga con una cosa diferente o con una persona. En mi
caso hace unas semanas recibí esta descarga en forma de victoria en un concurso
exprés publicado en una red social. Es una tontería comparado con otras posibles
descargas emocionales que nos descompongan, pero es que lo que gané fue el
último libro de Arturo Pérez-Reverte firmado por el autor (firma impersonal,
mecánica) con motivo del pasado Día del Libro (el libro firmado y ganado no
llegó hasta varias semanas después). Y para algunos ejemplares de la raza
humana como es mi caso, un libro es uno de esos regalos que siempre me hacen
mucha ilusión ya que siempre es un misterio recibir un regalo que no sabes si
te va a gustar o no hasta que no lo has terminado de leer.
No voy a descubrir
a nadie con esta crítica quien es Pérez-Reverte ya que no creo que haya muchas
personas en España que no sepan quién es este escritor y académico, otrora
reportero de guerra, y gran polemizador (palabra inexistente) de masas. Por
esta razón no pretendo hablar de él sino de su cambio de registro y de la creación
de un personaje que según sus propias palabras ha llegado a su pluma o máquina
de escribir para quedarse durante un tiempo: Lorenzo Falcó. El apellido de este
hombre canalla que solo trabaja para sí mismo aunque trabaje para otros da
nombre a la novela de la que hoy hablo: “Falcó”.
En “Falcó” el lector se va a
encontrar un libro corto, de lectura rápida, personajes claros y concisos,
trama bastante sencilla, ambientación leve, y ante todo muy dialogado. Esto que
acabo de decir tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Las buenas son que si
alguien quiere empezar a leer a Pérez-Reverte con una novela de lectura ligera
que no se le atragante y que nada tenga que ver con el Siglo de Oro español y
Alatriste (el gran personaje de Reverte durante toda su obra), esta es su
novela. Lo malo es que tengo la impresión de que Pérez-Reverte ha escrito este
libro porque quería hacerlo y no porque tuviera la necesidad de hacerlo, que
aunque parece lo mismo no lo es, y por ello le ha salido una novela que no
termina de estar cuajada del todo para mi gusto, habiendo leído ya varias de
sus obras anteriores.
En esta ocasión Reverte
plantea en “Falcó” la historia
de un hombre, una especie de mercenario, que presta sus servicios al mejor
postor y protector, que sólo mira por sí mismo y que aparentemente no tiene ni
moral ni prejuicios contra nada ni nadie. La trama gira en torno al intento de liberación
de la cárcel de Alicante de José Antonio Primo de Rivera, líder de Falange
durante la Guerra Civil. La misión se le encomienda a Falcó que debe llegarse
hasta Cartagena (zona Roja o Republicana) y ponerse en contacto con miembros de
la falange en la clandestinidad para llevar a cabo la misión. Esta es la trama
tan sencilla con eso. No hay mucho más. Y digo que no hay mucho más porque
quien lea esta novela se dará cuenta de que parece que no es más que una
especie de preámbulo a algo más serio y real que está por venir pero que
todavía no ha llegado.
“Falcó” es o pretende ser una
serie de libros al estilo de los del Capitán Alatriste. Está difícil la cosa, y
no es que a mí me apasionen las aventuras del militar de los tercios españoles,
pero el carisma y el cariño que tienen los lectores hacia Alatriste va a ser difícil
que lo sientan por Falcó. Y es que Lorenzo Falcó es un ser que a ratos uno
aprecia y con el que uno llega a reírse, pero que en otras ocasiones muestra su
lado más canalla y falto de cualquier tipo de valor humano: mujeriego,
pendenciero, socarrón, amoral, apolítico, quizá machista... Hay quien ha
tachado al protagonista de este libro como un ser sin moral ni ética; a mí no
me lo parece. Más bien todo lo contrario: Falcó tiene moral y ética, pero en un
universo paralelo donde lo que en el mundo real sería despreciable allí no es
más que una muesca más en la culata de la vida. Lo que a Lorenzo Falcó le
parece bien y normal al resto de los mortales nos debería parecer mal y
despreciable, o si no tenemos un problema importante.
Durante todo el
tiempo que uno pasa leyendo “Falcó”
tiene la impresión de que la novela no es más que el acto de presentación del
personaje en sí, ya que es él y solo él el centro de atención de la narración:
sus formas y maneras de trabajar, su forma de vestir, sus gustos, su estilo, su
forma de hablar, retazos de un pasado turbulento y oscuro, etc. Pérez-Reverte
no ha creado una novela normal y corriente, bien construida con trama y
personajes bien ambientados, sino una especie de tarjeta de presentación de su
nueva creación literaria. No lo estoy criticando que conste, pero creo que se
podría haber sido un poco más ambicioso a la hora de presentar al gran público
un personaje con visos de seguir presente en unos cuantos libros más. La trama
es secundaria y muchos de sus personajes también, salvo dos: el Almirante, que
es el jefe de Falcó y una mujer que aunque parece desaparecer al final del libro
creo que va a tener también continuación como elemento turbador y debilitador
del pétreo e imperturbable Lorenzo Falcó. Son estos dos personajes secundarios
en cierto modo los que más me han gustado, incluso más que Falco que llega a
ser un poco cargante.
Como dije al
principio no quería con este artículo descubrir a nadie a Pérez-Reverte ya que
se basta él solito ya sea con sus libros como con sus polémicas para hacerse
famoso. Únicamente he de añadir que “Falcó”
es una novela lo suficientemente entretenida como para ocupar dos o tres tardes
de lectura, no más, ya que debido a los rápidos diálogos y a las transiciones
de película en las que se cambia de escenario, la novelase lee muy rápidamente y
sin ninguna complicación en cuanto a estilo y léxico. No puedo decir que es un
buen aterrizaje en el mundo literario de Pérez-Reverte ya que esta novela no
representa ni de lejos su obra anterior, pero es un buen comienzo con un autor
de indudable categoría que o gusta a rabiar o es de los que terminan por ser
odiados por lectores incapaces de leer más de cien páginas de ninguno de sus
libros. Por todo esto, lo dicho, quien se anime con el libro descubrirá a un
personaje que quizá deje en el futuro, porque no en este libro y aventura,
huella.
Caronte.
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