Tal y como pasa en
la vida a veces con las decisiones que tomamos o las ilusiones que nos hacemos,
con los libros pasa lo mismo. Hay veces que pido un libro, o me compro un libro
de mi autor favorito, o uno de mis autores favoritos, o simplemente me compro
ese libro que está en boca de todos y del que he leído críticas muy positivas y
recomendaciones de autores a los que doy bastante credibilidad tanto por su
trayectoria como por haberme servido anteriormente de inspiración para mis
elecciones librescas, y resulta que dicho libro me decepciona sobremanera, no
me engancha, no me llena o simplemente una vez terminado no me gusta y me deja
tal y como estaba antes de comenzarlo. Siempre he dicho que con cada libro que
uno lee, debemos cambiar tanto como lectores, como como personas. Eso debería
ser la literatura: un medio para transformarse y evolucionar constantemente a
nivel personal e intelectual. Pero como he dicho al principio, hay veces en la
vida que uno elige mal, o simplemente queda defraudado al esperar, quizá
demasiado, de algo o de alguien.
Tenía muchas ganas
de volver a leer a Vargas-Llosa, y además hacerlo con, se supone, una de sus
novelas más importantes y famosas: “Lituma
en los Andes”. Esta es una novela que ganó el Premio Planeta de 1993,
cosa que a priori en aquella época
todavía implicaba algo de calidad literaria, ya que a día de hoy si leo un
Planeta es casi por accidente o porque se lo den a uno de mis escritores de
cabecera, cosa que no suele pasar porque éstos no son best-sellers. A pesar de que no suelo leer muchos premios
literarios de editoriales, sí que quería volver a leer al Nobel Peruano ya que
llevaba tiempo sin hacerlo y ya tenía algo de mono. Además, el de Lima es uno
de mis escritores preferidos y hay varias de sus novelas de las que aún hoy
tengo muy buen recuerdo.
“Lituma en los Andes” es una
novela que yo clasifico como policiaca ya que tiene un trasfondo en el que
Lituma, el personaje principal, un sargento de la Guardia Civil peruana es
enviado a los Andes a investigar una serie de desapariciones misteriosas en una
región donde se está construyendo una carretera y donde además actúa el grupo
terrorista Sendero Luminoso. Sin embargo, hablar solamente de esta trama es no
decir toda la verdad sobre esta novela, ya que en ella subyacen también otras
dos tramas más que al final terminan convergiendo en el epílogo de la novela.
Una de esas otras tramas es la historia de amor entre el ayudante de Lituma y
una bailarina de la que se enamora y por la que termina matando a uno de sus
amantes tras lo cual tiene que huir con ella. La tercera trama no es más que la
historia, casi como relatos breves intercalados en la novela, de las diferentes
personas que desaparecen.
Aparentemente con el
planteamiento que acabo de hacer, “Lituma
en los Andes” tiene todo lo que podría esperarse de una buena novela, o
al menos si no buena con potencial para serlo. No obstante, y a pesar de que el
libro, como no podía ser menos tratándose de Vargas Llosa, está muy bien
escrito y estructurado con ciertas originalidades narrativas propias de la
literatura iberoamericana, a mí la trama no me ha terminado de enganchar, de hecho,
el libro me ha decepcionado bastante. Lo digo sin tapujos ni pelos en la lengua
ya que con esta crítica no pretendo que nadie no se sea el libro, sino dar mi opinión
de la manera más sincera posible. Tengo la impresión que Vargas Llosa escribió
este libro por escribirlo, para salir al paso de un premio literario de
prestigio (en su día, ahora ya no al menos desde mi punto de vista) y ganarlo, quitándose
así quizá una espinita que tuviera clavada. Pero no todo vale.
No es un secreto que
Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez estuvieron muchos años enemistados.
Fueron rivales literarios de muy alta calidad, pero también se mezclaron a
veces temas políticos que terminaron por enfangar esa sana rivalidad
profesional que no hacía otra cosa que enriquecer al mundo literario iberoamericano.
Pero desde mi punto de vista tengo la convicción de que no había solo un tema político
en la enemistad pública de ambos escritores, sino que también había mucha
envidia en esa acritud, por lo menos por parte del peruano. ¿Por qué digo esto?
Porque creo que de aquí viene el problema que tiene “Lituma en los Andes” para no haberme terminado de enganchar.
Creo que Vargas Llosa quiso ganar el Planeta con una gran novela de realismo
mágico, y se pasó de frenada ya que para mí esta novela no tiene nada de
realismo mágico, sino simplemente de realismo sin más. Los elementos que pueden
ser considerados como mágicos no son más que la propia mitología andina y por
tanto realismo o costumbrismo simple y llano.
No voy a negar que “Lituma en los Andes” sí tiene
algo que me ha gustado bastante y es su estructura. Cada uno de los capítulos
se divide a su vez en tres partes diferentes en las que se desarrolla una de
las tramas: las narraciones independientes, la investigación de Lituma y la
historia de amor del ayudante del guardia civil. Pero es en la parte en la que
Tomasito, el ayudante de Lituma, le va contando en sus ratos libres y casi como
entretenimiento en medio de un ambiente hostil en los Andes, como fue su
historia de amor con Mercedes ya que se mezcla en los diálogos presente y
pasado sin transición haciendo que el lector al principio se sienta
desconcertado y un poco perdido hasta que se acostumbra, cosa que a mí siempre
me gusta encontrar en una novela. Esto es para mí lo más reseñable de la novela
y lo que más se acerca a esa narrativa del boom iberoamericano que rompió
cánones. Podría decir también que el lenguaje muy autóctono que Vargas Llosa
emplea en la novela en lugar de pintoresco y colorido, terminó por resultarme
cargantes y hasta incomprensible por la cantidad de palabras términos locales que
usa.
A pesar de lo dicho
y de que a mí “Lituma en los Andes”
me haya dejado frío e indiferente, ya que siento que no haberla leído no
hubiera generado ninguna lacra en mi cultura literaria, no voy a desanimar a
nadie sino más bien al contrario animo a la gente que quiera describir esta
novela que la lea y saque sus propias conclusiones. Advierto de todos modos que
quizá ésta sea la peor novela de Vargas Llosa que me he leído hasta la fecha. Lo
dicho hasta ahora no va a hacer que quiera seguir leyendo a este autor, sobre
todo un par de novelas que todavía tengo pendientes y que pertenecen a su época
dorada, cuando su ego aún no le jugaba malas pasadas y tenía una mente
brillante para crear historias y narrar la realidad histórica novelándola magistralmente.
Caronte.
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