Los largos días de la cuarentena derivados de la pandemia que asola el
mundo y que muy poca gente viva ha vivido ni recuerda. Estos días no tiene
únicamente 24 horas, parece que tuvieran más; y al final uno no sabe con qué
rellenar esas horas, sabiendo que como plan más interesante está el aplaudir
por las ventanas llegadas las ocho de la tarde. Yo empleo mucho de ese tiempo a
leer y por esta razón estoy animándome a leer esos libros que he ido guardando
en la memoria para momentos en los que me sintiera animado a ello. Y heme aquí,
reseñando hoy la última novela de Michael Ondaatje (para quien no lo sepa autor
de “El paciente inglés”),
novela que recibió numerosos halagos y nominaciones a premios literarios.
Ondaatje es un escritor, por así decirlo, de culto que no publica cada año y
que por tanto cada vez que publica suele tener bastante repercusión.
Entre la última novela de Ondaatje y “Warlight” han pasado siete años, no es que yo los haya
contado con los dedos de las manos esperando ansioso que llegara su siguiente
obra para devorarla. No. Lo digo como hecho. Lo digo porque esta novela es una
joya, es una obra de arte narrativa delicada y minuciosamente pulida y tallada
en todas sus facetas. Escibrir un libro así lleva tiempo y no todo el mundo es
capaz de llevar al lector a un mundo real, pasado, de manera tan fantástica.
“Warlight” (o como se
ha titulado en español “Luz de guerra”, haciendo una traducción literal del
título original) es una novela sobre las dificultades que tenemos los seres
humanos para construir nuestro pasado y arreglar nuestros recuerdos cuando
estos, por una o múltiples razones, están emborronados por una bruma de olvido.
La novela está ambientada en dos épocas diferentes: el Londres del final de la
IIGM y aproximadamente 10-12 años después. Narrada en primera persona por
Nathaniel Williams se divide en tres partes en Nathaniel nos cuenta cómo fue su
vida durante la IIGM en un Londres bombardeado por la aviación alemana y con la
ausencia de sus padres que emprenden un misterioso y largo viaje al sureste
asiático. Es quizá la primera parte en la que Ondaatje lleva al lector a un
Londres casi fantástico, habitado por hombres y mujeres cuyas edades quedan a
un lado y más que vivir sobreviven disfrutando como pueden de esa
supervivencia. Es un Londres de hollín, casas destrozadas, escombros, barcazas,
canales, contrabando, negocios sucios, fiestas melancólicas y venganzas del
pasado.
Leyendo la primera parte de “Warlight”
nadie diría cómo se desarrollaría la segunda ya en sí misma esa primera parte
es una novela corta. Pura perfección. Nada sobra. Nada falta. Literatura en
mayúsculas. Con esto no desmerezco el resto de la novela ya que a medida que
avanzan las páginas todos esos personajes que al principio no ubicamos muy
bien, que son pintorescos, muy típicamente británicos (literariamente
hablando), encajan a la perfección. Repito: esta novela es brillante, y como
tal está perfectamente pulida en todas sus facetas.
Es increíble y admirable, envidiable casi, la manera que Ondaatje
tiene de narrar. Todas y cada una de las páginas de “Warlight” con una obra maestra: están milimétricamente
pensadas. La novela se hace adictiva porque Ondaatje sabe dosificar la
información y hacer avanzar la novela sin parar, dando al lector, a cada vuelta
de hoja algo sobre lo que pensar. Y no solo estoy hablando de la trama, que por
sí sola es simplemente genial y me he descubierto una parte de la historia de
Londres y de la postguerra que desconocía, sino porque no deja que el lector
descanse, intelectualmente hablando, y va dejando caer preguntas que los
lectores no podemos más que coger al vuelo e intentar responderlas.
Me es complicado clasificar “Warlight”
literariamente hablando. Es una novela histórica, porque se ambienta en una
época concreta y narra usando la ficción hechos y formas de vivir de una época;
es una novela de espías de guerra en la que el pasado y los actos que hacemos
en un determinado momento por una determinada causa, pasado el tiempo, pueden
no ser justificables y al fin y al cabo nos pueden perseguir; es una novela de
amor porque en todas las historias es amor está presente; es una novela de
misterio porque página a página el lector va profundizando en la historia de
Nathaniel, de su pasado y de su presente. Es una novela completa, compleja y
perfecta.
Pocas novelas llevo este año como “Warlight”
y, aunque suene pretencioso y exagerado, pocas he leído tan bien construidas y
escritas. He devorado en apenas tres días este libro, a pesar de leerlo en
inglés (idioma en el que me cuesta más leer). Tras su lectura toca pensar muy
bien cuáles pueden ser los siguientes libros que llevarme a los ojos, ya que
asumiéndolo para bien o para mal va a ser complicado dar inmediatamente con un
libro que pueda despertar en mí el interés y las ganas de no dejar de leer que
ha despertado esta novela. Pero hay que seguir leyendo porque, así como he
descubierto esta joya inmensa, estoy seguro que habrá decenas de joyas por
descubrir.
Caronte.
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