“Piazza d’Italia” es una fábula llena de magia que nos transporta, a través de varias generaciones de una familia de la Italia rural, a vivir la propia historia de un país complejo y convulso como es la propia Italia. Desde la revolución que supuso la reunificación italiana bajo la corona de los Saboya y la leyenda de Garibaldi, hasta los primeros compases de la Italia actual donde la miseria se viste de prosperidad simplemente porque no hay guerra sino paz, pasando por las dos guerras mundiales y el fascismo que tanto mal hizo en Italia.
Voy a atreverme a hacer una comparación literaria a pesar de que quizá me falten aún muchos años y decenas de lecturas para poder hacerla con fundamento. “Piazza d’Italia” podría perfectamente formar parte de ese género literario creado en Iberoamérica hace décadas llamado realismo mágico. Lo llevo observando en todos los libros que he leído de Tabucchi hasta la fecha, pero nunca tan clara y nítidamente como en esta obra. En esta novela he visto paralelismos claros con “Cien años de soledad” por ejemplo: una familia con nombres parecidos, sino iguales, entre sus miembros; gobernantes sucesivamente apartados del pueblo; ciudadanos movidos por supersticiones; una realidad interpretada y descrita con una fabulación llena de referencias sensitivas, etc.
Obviamente el estilo de Tabucchi no es el de García Márquez, o el de Carlos Fuentes, o el de Vargas-Llosa, o incluso el de Ana María Matute aquí en España, pero todos tienen esa magia interior literaria que plasman en sus libros de manera magistral llevando al lector a un mundo, que es el nuestro, pero que al mismo tiempo no lo es. “Piazza d’Italia” con sus apenas 150 páginas es una delicia para los lectores, es una narración llena de magia, melancolía, crudeza, imágenes oníricas y bellísimas, que llevan a los amantes de la literatura a otro nivel. Además, Tabucchi escribe sin parecer artificial, cosa que en algunos escritores del realismo mágico no es así, y su prosa envuelve al lector y lo arrastra casi sin quererlo.
Sonidos, colores, sabores, gestos, miradas, desesperaciones, injusticias, el tiempo y la vida. Todo pasa delante del lector a medida que avanza en la lectura de “Piazza d’Italia”. Tabucchi hace un repaso sutil pero sublime de la historia de Italia desde el punto de vista de los que siempre sufren todos los avatares de la historia y nunca cambian de lado en la misma: campesinos, curas idealistas que se deben a su pueblo sufriente, doliente, pobre, miserable; partisanos, comunistas, mujeres duras y valientes, fuertes como rocas; todos con pasados y presentes llenos de historias que contar, anécdotas vitales, temores viscerales, supersticiones enquistadas en su ADN.
Es curioso y revelador cómo Tabucchi en “Piazza d’Italia”, que además fue su primera novela, es capaz de dar una calidad literaria de este nivel y anticipando, sin apenas variar a posteriori, un mundo literario único, mágico, fabuloso y fabulador (que son dos cosas bien distintas). Además, la novela está narrada en tres partes, cada una de las cuales dividida en pequeños retazos de historias que hacen que la trama avance de manera suave y delicada y sin pausa. Retazos todos ellos llenos de belleza, con una escritura de imágenes tan sugerentes que en más de una ocasión hacen que el lector quiera releerlos para terminar de degustar una prosa tan delicada.
Nunca me cansaré de recomendar a Antonio Tabucchi. Nunca. Si soy sincero al inicio de la lectura de “Piazza d’Italia” tuve mis dudas, y pensé que el libro me decepcionaría por no estar a la altura del resto de novelas suyas que ya había leído. Pero a medida que avancé en su lectura esa percepción cambió. Es una novela casi perfecta en la que se ve qué escritor va a ser Tabucchi. Probablemente no la recomendaría como primera lectura para conocer a este magnífico escritor italiano, pero sin duda la recomiendo una vez se haya entrado en su mundo literario para conocer sus orígenes. Estoy deseando toparme con el siguiente libro suyo que compraré en alguna libería de segunda mano.
Caronte.
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