martes, 8 de febrero de 2022

El enigma de las arenas

Esta es una de esas novelas a las que he llegado a través de otros libros en los que aparecía mencionada como uno de los grandes clásicos de las novelas de espionaje: quizá el origen de este género siendo pionera en el momento de su publicación allá por 1903. Y digo que llegado a este libro a través de otras lecturas porque es así: porque no ha sido ni uno ni dos los artículos que encontrado mencionando esta novela. Tampoco ha sido fácil dar con ella editada en castellano y tuve que recurrir a la segunda mano para hacerme con ella. De hecho, creo que ahora sale reeditada por Edhasa con prólogo de Arturo Pérez Reverte (quién está en todas las salsas de este tipo de novelas tan aventuras y con tanto mar) con lo que espero sea más fácil su lectura por aquellos que llevados por la curiosidad y buscando siempre lecturas interesantes y amantes obviamente de la novela de espías Hola decidan sumergirse en este viaje por el mar de frisia en velero intentando desentrañar un misterio.

Como pasa con todos los clásicos, esta novela hay que cogerla con mucho respeto; sobre todo aquellos lectores que, como yo, sentimos un especial interés y atracción por los libros y novelas de espías y tenemos en un pedestal a John le Carré o a Graham Greene. Hay que tener en cuenta también que El enigma de las arenas fue publicado en 1903 y que en esa época todavía había grandes coletazos de las novelas realistas naturalistas y costumbristas inglesas del siglo XIX. Por esta razón, que nadie se espere el nivel de acción o de reflexiones filosóficas que Hola novelas posteriores de espías fueron incorporando. En esta novela prima la descripción del paisaje, de una serie de sentimientos, diálogos muy concretos y actitudes sin dobles sentidos.

El enigma de las arenas gira en torno a un viaje en velero que un amigo propone a otro, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores inglés, por las aguas del mar de Frisia entre islas frías, neblinosas y rodeadas por bancales de arena y canales que solo quedan navegables con la marea alta, mientras que cuando el agua baja periódicamente cada día se hace prácticamente imposible y muy peligroso navegar por esas aguas. Así, de un plan improvisado, surge una aventura en la que hay un misterio subyacente que los dos amigos por motivos diferentes cada uno pretende desentrañar.

Como muchas de las novelas de la época, esta es una novela de mar: hay mucho mar, mucho barco, muchos tecnicismos relacionados con la navegación, con los barcos y con la propia geografía marítima. El enigma de las arenas puede ser una novela que si nos quedamos simplemente en la descripción de maniobras náuticas, accidentes geográficos marítimos, rumbos, vientos y aparejos puede resultar tediosa de leer; como un Moby Dick cuando Herman Melville se pone erudito y relata describiendo cuál libro de anatomía las diferentes partes de una ballena, los diferentes tipos de arpones o de tipos de barcos que cazan cetáceos. No hay que olvidar el contexto y la época de aparición de este libro; sin él tampoco se entiende ni se entendería el por qué lo que está narrado está narrado.

Lo que tienen los clásicos es que una vez te adaptas a ellos y superas los prejuicios normales que se tienen a narraciones tan antiguas a las que no estamos ni por contexto ni por estilo acostumbrados hoy en día es que terminan atrapando. Por algo se los considera clásicos. Y más en este caso siendo El enigma de las arenas probablemente la primera gran novela de espionaje, pionera y precursora, por tanto, de este género tan importante durante todo el siglo XX y lo que llevamos de XXI. Tampoco hay que esperar de esta novela giros inesperados, cambios de trama a medio libro o sorpresas de última hora en cuanto al desarrollo de los acontecimientos; el argumento es lineal, original para la época y encuadrado en el contexto en el que se desarrollan los acontecimientos.

Con la perspectiva que da el tiempo y tras haber leído muchas novelas de espías de varios autores está claro que esta novela, que El enigma de las arenas es ese manantial del que, de una manera u otra, autores y libros han bebido, en mayor o menor cantidad, desde su publicación. Podría decir, siguiendo con los símiles náuticos y marítimos, que este libro es una especie de faro que cualquier escritor o escritora que quiera construir una novela de espías de corte clásico debe tener siempre como punto de referencia en su brújula y no perder de vista para no caer en artefactos falsamente originales que lo que se convierten es en tostones sin sentido.

Nadie que se diga amante de la novela de espías y que haya leído posteriormente a Conrad, le Carré, Greene, McEwan, Agatha Crhistie, y tantos debería dejar en el olvido El enigma de las arenas. Pese a tener poca relación con el contexto histórico actual esta novela sigue siendo una gran novela de aventuras y de espías clásicos. Además, teniendo en cuenta los años transcurridos desde su publicación, es admirable que se deje leer con tanta facilidad una vez te acostumbras a toda esa maraña de tecnicismos náuticos y marítimos que en el fondo dan a la novela ese aire tan clásico que tiene. Y como siempre digo de los clásicos al final siempre es un gusto leerlos.

Caronte.

1 comentario:

  1. ¡Hola, Félix!
    Yo llegué a este libro por un artículo de Zenda donde, si no recuerdo mal, era el propio Reverte el que recomendaba el libro y le hice caso. Voy por un 40%, ya que yo leo e-books, y créeme que ya estoy bastante aburrida del tema náutico, del que no entiendo ni el 10%. Si esto no mejora, creo que por mucho que haya una historia magnífica debajo de todo este lío no va a haber nada que la salve. Y por toda tu disertación me da en la nariz que así va a ser... me va a hacer falta paciencia.
    Un saludo.

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