martes, 26 de agosto de 2014

Lectura crítica: "Solar"

Tras haberme leído hace unos meses “Chesil Beach” de Ian McEwan, novela de la que ya hablé en su día, y haber quedado un tanto frío después de su lectura, que aunque interesante se me quedó muy corta, me he atrevido con “Solar”, y esta vez sí que he terminado completamente contento con ella. Quizá a primera vista el argumento de la novela no llegue a atraer demasiado la atención del lector, como me pasaba a mí, pero tras verla recomendada en muchos sitios y por las buenas críticas internacionales que tenía me animé a leerla y a ver qué me deparaba su lectura. Para profundizar algo más en los matices de la novela, decidí leerla en inglés, para seguir practicando el idioma e intentar captar en el idioma original todos los matices en su verdadero sentido.

Solar” tiene como protagonista principal y absoluto a un premio Nobel de Física, un gran científico de éxito en su campo profesional pero que su vida personal no es que haya sido, ni sea ejemplar. Vamos que hace aguas por todos lados. Este físico se llama Michael Beard, y además de un brillante físico, es un mujeriego empedernido que ha tenido cinco matrimonios, aparte de otras numerosas aventuras con otras mujeres, bebedor y comedor impulsivo, un tanto cobarde y por qué no decirlo bastante irónico y algo cínico. Quizá lo único admirable de Michael Beard sea su vida académica, porque por todo lo demás se podría decir que puede llegar a ser despreciable, aunque haya momentos en la novela en la que se sienta lástima por este eminente Nobel de Física.

En la novela se entrelazan de manera brillante el amor y las dudas sobre las relaciones personales que tiene Beard, con una crítica satírica y muy irónica sobre el cambio climático, visto siempre desde una posición muy hipócrita y cínica por parte de todos los personajes que aparecen en la novela. Personajes todos ellos, muy secundarios ya que apenas sólo uno o dos aparecen recurrentemente durante toda la novela. “Solar” se divide en tres partes, que sitúan la historia en los años 2000, 2005, y 2009. Como he dicho amor y cambio climático se entremezclan en esta excepcional novela, no excesivamente extensa ya que en la edición inglesa no llega a las trescientas páginas, y que se lee con mucho interés. La novela primeramente nos presenta la desastrosa vida amorosa de Michael Beard, que está casado con su quinta mujer, a la única que realmente ha querido nunca y por la que siente verdadera pasión y teme perderla, a pesar de sacarla bastantes años. Pero como sus anteriores matrimonios acaba mal, pero esta vez a diferencia de los anteriores es él el cornudo cosa que nunca ha experimentado y que le cae como un jarro de agua fría. La primera parte de “Solar” se centra en esta separación y en las reacciones de Beard ante ello, viendo como la que todavía es su mujer se larga con el albañil que les ha hecho la reforma de la casa en donde viven. Además de la parte amorosa y de la vida personal de Beard, en la primera parte de la novela se empieza a introducir el tema del cambio climático. Michael Beard es el jefe de un centro de investigación encargado de buscar nuevas formas de energía que sustituyan a las que están destruyendo el planeta.

Es quizá la parte relacionada con el cambio climático la que hace más interesante al libro, y donde se recrean las discusiones más serias sobre este tema de manera tan hipócrita, satírica y sarcástica que terminan por hacer reír al lector. He de decir que en varias ocasiones “Solar” me ha provocado verdaderas carcajadas en referencia a este tema. Poco a poco la trama se va desarrollando gracias a momentos épicos y a los pocos escrúpulos de nuestro protagonista el Premio Nobel, que sin pensárselo dos veces usa en beneficio propio el trabajo de uno de sus subalternos becarios en el Centro de Investigación sobre un proyecto que imitaría la fotosíntesis de las plantas para crear energía. Dicho subalterno termina acostándose con su quinta mujer, mientras que están en proceso de separación, y pillado in fraganti en su propia casa y con su propia casa y tras una estrambótica conversación entre Beard y su becario, éste último termina muerto en circunstancias más que estrambóticas.

Tras este episodio todo cobra velocidad, y la acción de “Solar” se desarrolla más rápidamente. Beard se ha convertido en el jefe de otro proyecto sobre energía renovable en el Estado de Nuevo México en EE.UU. y está aplicando los conocimientos y proyectos de su malogrado becario. En este punto de la novela es cuando se muestra el verdadero carácter de nuestro protagonista, su cinismo e hipocresía, su falta de valor y escrúpulos, y en definitiva su personalidad poco ejemplar. Nadie diría que se tratara de un Premio Nobel el protagonista de esta serie de aventuras e incidentes más que graciosos, o incluso en algunos casos grotescos. Es especialmente interesante el discurso que da Beard en el Hotel Savoy de Londres delante de posibles inversores para su planta solar de Nuevo México donde desarrolla esa nueva forma de energía limpia y potente que usa el sol como materia prima. Y digo que es interesante por lo hipócrita que es. No intenta vender su nueva forma de energía como una solución para proveer de energía limpia a todo el planeta y así poder salvarlo del calentamiento global, sino como una forma más de hacer negocio y ganar ingentes cantidades de dinero, para que los que ahora hacen ya fortunas con el carbón, el petróleo y el gas, las puedan seguir haciendo con el sol a costa del calentamiento del planeta. Es sin duda uno de los momentos álgidos de “Solar”, y la verdad es que pocas cosas superan el cinismo de Michael Beard durante el resto de la novela.

Pero aparte de todo lo cínico, hipócrita y cobarde que es Michael Beard, y que su personalidad, fuera del campo científico, donde puede ser un brillante físico, sí es cierto que su vida merece algo de pena, y al final se termina cogiendo cariño al protagonista de “Solar”. Viendo todas las situaciones que vive y de las que más o menos siempre sale indemne, el lector termina por congraciarse con él, porque en el fondo, muchas de las cosas que hace, piensa o dice, las hacemos, pensamos o decimos en algún momento u otro de nuestras vidas todos nosotros, aunque en algunos casos no siempre queramos reconocerlo. Es muy gracioso como poco a poco, Beard se va dando cuenta a lo largo de la novela que ya no es lo que un día fue en el plano personal, hasta tal punto que termina siendo padre y, aunque esta faceta no está del todo pulida en la novela, parece que buen padre, aunque siempre dijo que no lo iba a ser (he de decir que es padre con otra mujer diferente a su quinta exmujer). Michael Beard, es todo un personaje particular y especial, calvo y regordete, que intenta ponerse en forma para poder parecer más atractivo a las mujeres pero que nunca lo consigue porque siente una especial adicción a la comida insana, lo que le lleva a engordar y engordar durante toda la historia.

El final de “Solar” asimismo es fantástico porque es abierto. Deja mucho por cerrar, pero creo que es mejor así. Es mejor que cada lector se elabore un final diferente para Michael Beard y su vida. La última parte de la novela es la que más desarrollo tiene, y en la que más cosas se van poco a poco amontonando sobre la vida de este desdichado Premio Nobel, desde las dudas de su socio principal al frente de la investigación de la fotosíntesis y los paneles solares sobre el proyecto, hasta la reaparición del primer amante de su quinta mujer que causó su divorcio, un viaje sorpresa de su actual pareja y su hija de tres años, y una mala noticio, casi una broma del destino, relacionada con la salud de nuestro protagonista. Todo termina como tiene que terminar, abierto. Y aquí es donde cada uno puede imaginar un final diferente para Michael Beard y sus historias personales.

Para todo aquel que quiera de verdad pasar un rato agradable leyendo, un rato divertido en el que la historia de Michael Beard pondrá en más de una ocasión una sonrisa en nuestras caras, “Solar” es su libro. No sólo por el propio protagonista y sus venturas y desventuras, amores y deseos, y su miserable vida personal, sino porque el tema de fondo que toca la novela, como es el cambio climático, sufre en este libro un juicio bastante satírico que hace que nos riamos, quizá no sin amargura, del mismo y lo veamos con otros ojos y desde otra perspectiva, haciéndonos algunas preguntar a nosotros mismo que sería interesante contestarse. Humor, amor, relaciones personales, cinismo, hipocresía, cobardía y sobre todo mucha sátira se encierran en este libro. En esta ocasión Ian McEwan sí ha logrado agradarme de verdad y animarme a seguir leyéndole. Como he dicho “Solar” es un libro altamente recomendable que doy por sentado alegrará las tardes, noches o mañanas de lecturas de todo aquel que se atreva con él.


Caronte.

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