viernes, 12 de diciembre de 2014

Lectura crítica: "El americano impasible"

De Graham Greene sólo he leído dos novelas, contando con esta de la que hoy estoy escribiendo, y sin embargo sé que este escritor inglés ya es uno de mis preferidos y que seguiré leyendo su obra hasta que me termine la última página que haya escrito. No suelo sacar conclusiones sobre un autor con tan poco material leído, pero las dos novelas suyas que ya he acabado me han resultado más que estimulantes, y las he devorado como devoraría una buena tarta Sacher. Tanto “Nuestro hombre en la Habana”, de la que ya hablé en su día, como esta que acabo de terminar, “El americano tranquilo” o “El americano impasible” (pongo estas dos traducciones del título porque no hay mucho consenso a la hora de titular esta novela en castellano, en inglés está claro: “The Quiet American”), son dos novelas que aparte de narrar una historia más que entretenida, consiguen ahondar en asuntos que hacen al lector reflexionar después de leer unas cuantas páginas.

En esta novela Greene nos transporta a Indochina durante la guerra de la independencia contra Francia a principios de los años 50 del siglo pasado. Aunque sea ficción lo que se narra en las páginas de “El americano impasible”, hay mucha parte también de la propia experiencia de Greene como corresponsal de aquella guerra para varios periódicos accidentales. Si uno se para a pensar en la vida de Graham Greene se dará cuenta que en comparación con la de cualquiera de nosotros la suya fue una vida llena de aventuras y experiencias de todo tipo a lo largo y ancho del mundo, en definitiva una vida llena de vida. Con estas vivencias es lógico que consiga en sus novelas un realismo descarnado que pocos autores consiguen. Es complicado no ver en Thomas Fowler, el protagonista principal de la novela que a su vez hace también de narrador, la imagen de Greene. Muchos son los paralelismos que les unen, ambos son ingleses y corresponsales en la guerra de Indochina; sin embargo no hay que olvidar que la historia es ficción.

Como he dicho el narrador de la historia de “El americano impasible” es Thomas Fowler, un veterano corresponsal de guerra, lleno de cinismo y con un carácter yo diría que algo oscuro, pero lleno de matices y riquezas. El otro personajes principal de la historia es Alden Pyle, o simplemente Pyle como se le conoce durante prácticamente toda la novela (su nombre de pila apenas sale un par de veces), un joven norteamericano idealista con pasaporte diplomático que intenta promover en los ciudadanos de Indochina las ideas de libertad y democracia. Pyle es “el americano impasible” que reza el título de esta novela, y a lo largo de la misma el lector descubrirá por qué le llaman así en la historia. El nexo de unión entre Fowler y Pyle, aparte de ser ambos occidentales en un país donde eso es ya simplemente un hecho diferenciador, una carta de presentación, es una joven nativa de nombre Phuong, cuyo carácter y personalidad no quedan nunca claros en la novela. Phuong es la amante de Fowler, casi por conveniencia por su parte para obtener protección de un occidental, y dinero, pero cuando Pyle entra en escena éste se enamora de ella e intenta por todos los medios que ella se vaya con él.

Con este planteamiento alguien podría llegar a pensar que “El americano impasible” es una novela que versa principalmente de amor. Pero no es del todo así. Es cierto que hay una carga argumental muy importante que tiene que ver con el trío amoroso que he citado antes, pero no es  el hilo argumental principal. La verdad es que me gustaría encuadrar esta novela en algún género para poder ser más claro hablando sobre ella, pero no creo que haya ninguno en el que encaje al cien por cien. En esta novela, que generalmente se encuadra dentro del género de guerra, se mezclan hechos históricos, intriga, espionaje, guerra y una dosis muy elevada de amor con sus consiguientes sentimientos. Todo esto han hecho que este libro me haya mantenido pegado a sus páginas sin desear despegarme, sin querer llegar nunca a la universidad o a mi casa en el metro para seguir leyendo un poco más.

Sin embargo quizá lo más interesante de la novela no es simplemente su argumento, que por cierto está muy bien llevado y hasta el final de la novela no se terminan de aclarar las cosas, sino todo lo que va rodeando al tema principal. Muy interesantes me han resultado las escenas que Greene narra y describe sobre la guerra in situ, y el ambiente tan diferente que había en aquel lejano país de Asia de nombre mítico e histórico entre la parte que estaba en guerra y las zonas donde el sonido de las explosiones todavía quedaba demasiado lejos como para poder oírlo de primera mano. La vida cotidiana, los bares oscuros, los prostíbulos, los hoteles occidentales en cuyos salones y bares se reúnen periodistas con militares franceses, éstos con diplomáticos extranjeros, o con miembros de la resistencia indochina, hombres de negocio, y se comentan, no siempre de manera oficial, asuntos intrigantes que permiten a Greene ir metiendo de vez en cuando alguna que otra reflexión sobre el sentido de las guerras y sus necesidades. La crueldad, la frialdad, el sinsentido y la extraordinaria aleatoriedad en la que el destino decide quien vive o quien muere, y que impregnan todas las guerras desde que hay registros en el mundo también es un tema que a lo largo de las páginas de “El americano impasible” Graham Greene trata bastante. Como he dicho, con esta novela el lector puede llegar a hacerse una imagen muy completa y acertada de lo que es una guerra, o mejor dijo de lo que era una guerra cuando éstas se libraban todavía sobre el terreno.

Pero aún hay una parte mucho más interesante y esa es la gran maestría con la que Graham Greene logra retratar la compleja personalidad del ser humano. No hablo ya de simplemente las diferentes posiciones que tienen Fowler y Pyle con respecto a la guerra de Indochina; el primero manteniendo una actitud mucho más neutral mientras casi dejándose llevar por los acontecimientos, tanto que incluso ve con buenos ojos morir ejerciendo su profesión de corresponsal, de contar la historia; mientras que el segundo mantiene una actitud mucho más activa, quizá egoísta en cierto punto, en el que alienta la búsqueda de la libertad mientras que intenta mantenerse alejado de la actividad para no terminar salpicado por ella. Hablo también, y sobre todo de las diferentes concepciones sobre el amor que aparecen en “El americano impasible”, por parte de los tres personajes afectados por ese sentimiento del alma: Fowler, Pyle y Phoung.

Es una delicia leer las profundas conversaciones que mantienen Pyle y Fowler, ya sea en la casa de este último o en un restaurante, o incluso en lo alto de una torre de vigilancia en el frente de guerra que termina siendo atacada. Greene plantea con estos dos personajes dos visiones completamente opuestas del amor, y en definitiva de la vida; si Pyle es soñador y entiende el amor como pasional y como medio de protección para Phuong, Fowler lo asume como algo más egoísta (y supongo que en este aspecto Fowler muestra su lado más cínico) para consigo mismo entendiendo su amor por Phuong como algo que le permita acabar sus días con alguien en vez de estar solo. Durante las intensas conversaciones que mantienen y durante las cuales también terminan por hacerse amigos, si es que puede existir la amistad entre dos personas que buscan quedarse con la misma chica, se ven claramente las miserias de ambos y sus contradicciones, incluso las mentiras que se sueltan entre sí para poder encajar sus ideas. Quizá sean estas conversaciones en las que salen todo tipo de temas lo que más me ha gustado de “El americano impasible”, porque la verdad es que tras leerlas se me quedaba en el cuerpo y en la mente una sensación extraña que me hacía reflexionar sobre ellas.

Poco más se puede decir de una novela no muy extensa pero que tiene una intensidad narrativa y argumental muy fuerte. Se lee bastante bien, al menos en inglés, y por tanto si no han hecho una chapuza de traducción en español también se entenderán a la perfección todos los matices. Lo bueno de “El americano impasible” es que tiene de todo con la suficiente intensidad como para conformar una historia completa muy bien hilada y con un trasfondo histórico real en el que se desarrollan una serie de relaciones personales que terminan marcando a todos los protagonistas y haciéndoles, en parte, cambiar, aunque esto nunca es definitivo. Amor, cinismo, conveniencia, traiciones, envidias, odios, espionajes, guerra y muerte; poco más se puede pedir a una novela y esta lo tiene todo. Agradezco enormemente a mis amigos que me permitieran descubrir el año pasado, gracias al regalo que me hicieron por mi cumpleaños, a Graham Greene que ha conseguido lo que pocos escritores pueden hacer en buen grado como es hacerme leer con entusiasmo y atención infinita, y no querer dejar de hacerlo por querer seguir sabiendo más y reflexionando y profundizando en el análisis de los sentimientos humanos.

Caronte.

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