Por fin llegó el
tan esperado desenlace cinematográfico del mundo de Tolkien. Por fin después de
catorce años de películas Peter Jackson ha puesto punto y final a una de las
sagas más espectaculares y fantásticas de las últimas décadas del cine. Con
muchas ganas he esperado este momento. Todo un año hemos tenido que esperar los
aficionados al Señor de los Anillos para ver acabar esta epopeya. Desde el
pasado mes de diciembre de 2013 que fui solo al cine a ver la segunda parte de
“El Hobbit” he estado deseando
que llegara esta última entrega, entusiasmado de ver lo que Peter Jackson nos
tenía guardado. Y al final llegó el día. Esta vez fui al cine con un grupo
numeroso de personas con alguna de las cuáles ya había intentado ir a ver las
entregas anteriores sin que quisiera, lo que hacía tiempo no hacía. Mejor. Más
posibilidades de comparar opiniones acabada la película.
Voy a intentar ser
lo más objetivo posible, pero creo que es algo complicado teniendo en cuenta
que soy un gran fan de las dos trilogías ideadas por Jackson a partir de las
célebres novelas de Tolkien. Las comparaciones siempre son odiosas y sobre todo
en el cine, pero era obvio que quienes habíamos visto y disfrutado como nunca
antes con las trilogía de El Señor de los Anillos, íbamos a comparar ésta con
la nueva trilogía de “El Hobbit”.
Y así ha sido, no conozco a nadie que no haya comparado, para bien o para mal
una con otra. Y siendo sincero conmigo mismo, yo también he comparado, y en esta
comparación nada tiene que hacer esta nueva trilogía con la mítica original.
Si en “El Señor de los Anillos” la épica
comparte sitio con un mensaje ético y moral muy fuerte, basado en la fuerza de
la lealtad, el coraje, la valentía y sobre todo la amistad; en “El Hobbit” hay épica pero poco
más. No es que sea poco la épica. Es más a lo largo de las tres películas de “El Hobbit” hay mucha épica, y
escenas que realmente ponen los pelos de punta, pero poco o nada tienen que ver
con las de El Señor de los Anillos. En esta nueva trilogía, y sobre todo en la
última entrega, falta algo de humanidad, de sentimiento sincero, de entrega por
parte de los actores incluso. Parecen ya cansados de este mundo originalmente
ideado por Tolkien y remodelado por Peter Jackson. Es una pena la verdad que
haya acabado de ver estas narraciones cinematográficas de este mundo fantástico
con tan mal sabor de boca. O quizá no sea mal sabor de boca, pero sí he acabado
con la sensación de vacío, de no estar satisfecho del todo, de que Peter Jackson
me ha dejado a medias.
Vuelvo a comparar,
pero esta vez no con la trilogía anterior, sino con la novela de J. R. R.
Tolkien. Se supone que Peter Jackson, obviamente, se ha basado para la trilogía
de “El Hobbit” en la novela
homónima. Sin embargo creo, y no exagero, que de lo que se ha visto en las tres
películas un 80% es invención de Peter Jackson y el 20% restante, libro. Es más
una vez vistas las tres películas de “El
Hobbit” me queda la sensación extraña de que la novela de Tolkien es un
resumen de las mismas. No sé en qué estaría pensando Peter Jackson, pero
sinceramente habiendo leído el libro de “El
Hobbit” dos veces, que por cierto es una delicia de novela que se lee
muy fácilmente al contrario de lo que pasa con las de “El Señor de los Anillos”, creo que ha fastidiado una
historia que es muy interesante y que podría haber sido perfectamente llevada
al cine sin tanta pompa ni haciendo tres películas de una libro de unas
trescientas páginas. Supongo que Jacskon sabiendo lo que vendió con la trilogía
anterior quería repetir el éxito, pero ya se sabe eso de que quien mucho
abarca, poco aprieta.
Pero tampoco
quiero criticar el hecho de que hayan salido tres películas de no sé dónde. Es
más creo que en algún pasaje que otro Peter Jackson se ha lucido, véase Bosque
Negro y huída del mismo en barriles de la segunda película o la llegada salvadora de la águilas y la
presentación de los enanos a Bilbo en la primera. Claro que no me extraña que
le hayan salido tres películas teniendo en cuenta que de la reunión inicial de
los enanos en la Comarca con Bilbo, pasaje que en el libro son veinte hojas, en
la película sean casi cuarenta minutos. Lo que sí voy a criticar es que a lo
largo de la trilogía lo que está basado en el libro al cien por cien va
descendiendo paulatinamente; es decir, así como en la primera película de “El Hobbit” la mayor parte de la
misma tenía que ver con el libro, la segunda ya tenía menos que ver, y la
última que es de la que estoy hablando hoy, apenas tiene el hilo conductor
básico del final de la historia. Esto me ha molestado. Que haya incluido
historias que en la novela original no aparecen, pero que sirven para
contextualizar la trilogía de “El
Señor de los Anillos”, no me parece mal, quizá algo excesivo pero nada
más.
Volviendo ahora sí
a la tercera parte de “El Hobbit”,
quiero decir que para nada es tan espectacular como se ha pintado desde los
medios de comunicación y la prensa. Hay acción, sí, pero mucha menos de lo que
yo me esperaba. Hablaban de cuarenta y cinco minutos de batalla final, es
probable que la hubiera pero lejos está de mantener al espectador tan en
tensión y con la boca abierta como la batalla de los Campos de Pelennor de “El Retorno del Rey”, aquello sí
fue una batalla. Para ser sinceros la película está muy entretenida. Hay mucha
accione, mucha batalla, muchos orcos, muchos enanos, muchos elfos, mucho de
todo. Toda la película en general es un exceso. Pero también uno se divierte
con todo ello. También hay una relación amorosa, o intento al menos, que acaba
mal. Relación amorosa imposible entre una elfa y un enano, que no puede acabar
bien, y que de hecho no aparece en el libro de Tolkien (es un regalito de Peter
Jackson, para intentar humanizar la película, aunque creo que no lo consigue).
Advierto que quien no haya visto las películas anteriores no se va a enterar de
la mitad, y que por tanto evite ir al cine. Como todas las sagas de películas,
o se siguen todas o no.
Una de las escenas
que más me ha gustado de toda la trilogía de “El Hobbit” se produce en esta tercera entrega. La escena en
cuestión es en la que Gandalf es liberado de las sombras por la Dama Galadriel
que le protege frente a los nueve espectros del anillo, secuaces de Sauron.
Además de Gandalf y la Dama Galadriel, intervienen dos de los personajes que a mí
más me han gustado en las dos sagas: Saruman (interpretado por Christopher Lee,
que haga de lo que haga en una película siempre da caché) y Elrond. Para
proteger a Gandalf de las sombras y traerle de nuevo a la vida la Dama
Galadriel le transmite casi toda su fuerza y su luz, mientras que Saruman y
Elrond se despachan a gusto con los espectros del anillo para evitar que
ataquen a Gandalf. Como digo es una de las escenas más espectaculares de las
dos trilogías. Por fin aparece esa magia que se supone tienen los magos y los
elfos. Magia y poder que se enfrentan a las sombras, y a un renacido Sauron,
que parece que está volviendo. Esta es la única parte que agradezco a Peter
Jackson que haya incorporado a “El
Hobbit”, es decir, toda la parte referente al resurgir de Sauron, que
le da a la saga un aire mucho más interesante, con una trama algo más
rebuscada.
Los amantes de los
efectos especiales también disfrutarán enormemente ya que en esta entrega sale
todo el armamento pesado que Peter Jackson tenía guardado, y prácticamente no
hay escena sin efectos especiales recreados por ordenador. Pero sin embargo
este es otro punto que a mí me ha decepcionado bastante, no por defecto de
efectos especiales sino por exceso. Y vuelvo a comparar con “El Señor de los Anillos”, donde a
pesar de los efectos especiales, todo parecía mucho más realista, empezando por
los orcos y los elfos que eran personas maquilladas. Sin embargo en las tres películas
de “El Hobbit” todo parece
mucho más irreal, como creado todo por ordenador. Para mí en este punto la
película pierde enteros. Igual que la música. En esta ocasión la banda sonora
me ha dejado mucho que desear, no hay una pieza o melodía que vaya a recordar
especialmente, como pasaba en la anterior trilogía.
Mucho tenía que
intentar superar Peter Jackson volviendo a la tierra media para recrear “El Hobbit” teniendo como
referencia todos los aficionados la trilogía anterior, difícilmente superable. Y
en parte ha conseguido su objetivo. Obviamente no ha superado la épica y
grandiosidad de las tres películas de “El
Señor de los Anillos”, pero no se ha quedado lejos, al menos en cuanto
al nivel de efectos especiales. Sin embargo si tengo que juzgar en conjunto la
trilogía de “El Hobbit” le doy
un notable bajo. Creo que la saga ha ido decreciendo en intensidad narrativa,
lo que pasa al alargar algo de manera innecesaria, e interés desde la primera
película que sí me recordó a la saga anterior, pero la segunda y tercera
entregas ya no han sido para tanto. Frío puedo decir que me quedé tras ver la
película, y no fui el único. Del grupo con quien fui al cine dos amigos también
pensaron como yo y se quedaron a medias. Lo malo, al final, es que este mundo
ya se ha acabado, y ya no volveré a la Tierra Media más.
Caronte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario