viernes, 30 de octubre de 2015

Lectura crítica: "Ensayo sobre la ceguera"

Si no recuerdo mal, y creo no hacerlo, nunca antes en este blog había criticado ninguna obra de José Saramago, algo que bien pensado es una especie de deshonra para un blog que pretende ser un foro sobre literatura. Pero la verdad es que si no he hablado antes de este universal escritor portugués es porque nunca antes me había leído ninguno de sus libros. Sólo este año he descubierto el mundo creativo de este escritor luso ganador del premio Nobel de Literatura en 1998. Tarde, muy tarde creo yo. De hecho el libro del que voy a hablar no es el primero de Saramago que me leo, sino el tercero, lo que pasa es que de los anteriores no escribí, no porque me parecieran malos y poco dignos de ser criticados; muy al contrario creo que fueron mejores que este último que me he leído, lo que pasa es que no escribí sobre ellos porque se me amontonó el trabajo de escrituro y al final decidí dejarlos pasar. No plasmo en este blog mis opiniones sobre todos los libros que leo. No tendría tiempo de hacerlo debido al ritmo de lectura que me autoimpongo. Con este artículo lleno dos vacíos en este blog: hablar de Saramago y de una de las obras más relevantes en lengua portuguesa de las últimas décadas.

Como acabo de decir “Ensayo sobre la ceguera” no sólo es uno de los libros más celebrados de José Saramago, sino quizá uno de los más conocidos de este autor y también, si se me permite decirlo, de la literatura portuguesa contemporánea. Por definirlo rápidamente y encasillarlo en algún género literario, eso que tanto gusta a muchos lectores pero que yo no comparto del todo porque creo que es una simplificación burda e infantil de lo que es la literatura, podría decir que esta novela es pura ciencia ficción o una distopía. Esta última clasificación es la que más me gusta, ya que aunque es un género que surgió a principios del siglo XX en Reino Unido, y los más grandes autores de literatura distópica son Aldous Huxley y George Orwell, ingleses a mayor inri, es además el que más le pega y con el que desde el principio de su lectura más asociaba la novela.

El argumento de “Ensayo sobre la ceguera” es básicamente apocalíptico. Poco a poco la humanidad se va quedando ciega de manera súbita. El libro empieza con un conductor parado delante de un semáforo que se pone en verde pero que no arranca al ver esa luz porque se ha quedado ciego. Este primer ciego es llevado a su casa por otro hombre que le ayuda amablemente y luego cuando llega la su mujer van a un oftalmólogo a ver qué tiene. Poco a poco, en pocas horas todas las personas que van teniendo contacto con este primer ciego se quedan a su vez ciegas. Conocida la ceguera, el gobierno cree conveniente aislar a los ciegos en un hospital/manicomio para ponerlos en cuarentena y que no se produzcan más contagios. Este aislamiento pronto se convierte en una prisión donde reinará la anarquía, el miedo y el egoísmo. Una prisión donde nadie ve salvo una persona: la mujer del oftalmólogo que atiende al primer ciego y que oculta el hecho de que sigue viendo pese a que su marido también está contagiado con la ceguera contagiosa.

Ensayo sobre la ceguera” se podría dividir perfectamente en dos parte bien diferenciadas. Bueno de hecho en tres, si se cuentan los primeros capítulos en los que se nos van presentando a los diferentes personajes principales que acompañarán al lector durante el resto de la novela. Como digo, dos partes son las que tiene esta novela. La primera de ella se desarrolla en el interior de ese manicomio abandonado usado como cárcel o centro de reclusión de cuarentena para los ciegos. Quizá los capítulos en los que se describe la vida en ese centro de internamiento son los más desasosegantes de toda la novela, ya que en ellos se ve, valga la expresión, el comportamiento de personas que se ven privadas de la vista, quizá el sentido más revelador de los cinco con los que nos dotó la naturaleza. Así el lector verá como los ciegos se dividen en bandos: unos buenos que pretenden sobrevivir como puedan todos juntos compartiendo la comida que se les da y ayudándose mutuamente; y otros malos que pronto asumen el poder del manicomio y se apropian de la comida exigiendo al otro bando a cambio de unas pocas raciones, dinero o favores a las mujeres.

La segunda parte de “Ensayo sobre la ceguera” se desarrolla ya fuera del centro de cuarentena, después de que éste quedara sin vigilancia por parte del ejército debido a que ya la ceguera ha terminado de infectar, y afectar por tanto, a todo el mundo y nadie ve y por tanto nadie puede vigilar. Los ciegos internados en el manicomio escapan después de una revuelta de buenos contra malos y salen al mundo. Ya hay un grupo de personajes formado que acompañarán al lector en el resto de la historia. Un grupo en el que la mujer del oftalmólogo es la líder básicamente porque es la única que puede ver. En esta última parte de la novela Saramago muestra un mundo desolado por el hombre, donde no hay ni agua corriente, ni luz, ni comida, ni nada; solo mierda, desechos, muerte y desolación. Un mundo en el que el ser humano ya no puede ser considerado tal cosa ya que ha perdido tota dignidad y que por sobrevivir pierde todos sus principios y toda su dignidad para convertirse en un animal más que pugna por vivir un día más que su vecino a costa incluso de ese vecino si se tercia.

Como se puede ver “Ensayo sobre la ceguera” es una visión muy pesimista del mundo. Según el propio Saramago, la novela pretendía “plasmar, criticar y desenmascarar a una sociedad podrida y desencajada”; creo que sobran más palabras para definir exactamente lo que este libro consigue despertar en el lector. He de confesar que los primeros capítulos, los que cuentan como la gente se va quedando ciega, son verdaderamente angustiosos. El lector es capaz de sentir esa ansiedad por no saber qué está pasando, por sentirse perdido en un mundo que hasta hace un minuto veíamos y reconocíamos. Por esto pienso que Saramago con este libro consigue hacer no solo una novela que hace reflexionar profundamente al lector sobre la sociedad que somos y en la que nos podemos convertir, sino también un ejercicio intelectual impresionante ya que Saramago logra ponerse en la piel de un ciego para definir ese mundo de oscuridad, aunque sea clara y luminosa como es la ceguera de la novela.

Sin embargo, pese a que en términos generales puedo decir que “Ensayo sobre la ceguera” me ha resultado un libro de lo más sugerente y reflexivo, también tengo que decir que hay momento en los que la historia decae bastante, hasta el punto de hacerse muy difícil de leer por tediosa y repetitiva. Hay partes del libro, sobre la mitad más o menos, en las que la narración se hace farragosa, en las que Saramago pretende rizar el rizo sobre sus reflexiones sobre la sociedad, pero que terminan por liar al lector y aburrirle soberanamente. Hubo momentos durante la lectura de esta parte central de la novela en los que lo único que quería era que acabara. Pero para no faltar a la verdad también tengo que decir que el final de la novela es fantástico, la última parte, la que se desarrolla de nuevo en el mundo real es extraordinaria. Además también he de decir que el estilo de Saramago me ha resultado delicioso, no sólo porque en la novela no aparece ni un solo nombre de ningún personaje, sino porque los diálogos están incorporados al texto sin comillas, o guiones, o nada que los distinga de la narración normal salvo la mayúscula primera que da paso a ese diálogo.

Para concluir, a toda aquella persona que quiera empezar a leer a Saramago le recomendaría que no empezara por “Ensayo sobre la ceguera” sino por otras novelas suyas también famosas y escritas en ese estilo tan peculiar y único que tenía este escritor luso que tanto amaba a España, como pueden ser “La caverna” o “Todos los nombres”; ambas novelas muy recomendables y también con un aire de distopía muy pronunciado.

Caronte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario