Estamos en plena
temporada alta de cine. Entre diciembre y febrero se estrenan las películas
buenas, las que de verdad importan a lo largo de un año, las más esperadas y
las que suelen copar las nominaciones de los premios más importantes del cine.
Entre esto, que llevaba sin ir al cine desde principios de diciembre y que hay
varias películas que estoy deseando ver ya tenía mono de cine, de pantalla
grande y sonido envolvente. Para los amantes del cine estas fechas son las
mejores para ir ya que hay donde elegir, es más cuesta bastante decidirse por
una película u otra sabiendo que es casi imposible para una persona normal con un
sueldo normal ver todas las películas que desearía. Eso me pasa a mí al menos,
y eso que de momento no tengo sueldo del que quejarme o no.
Entre la lista de
películas que tengo pendiente ver decidí el otro día ir a ver “Spotlight”, la que dicen, y yo
mismo corroboro tras verla, que es una de las favoritas para los premios Oscar,
y que de hecho ya está arrasando en varias entregas de premios más secundarias,
aunque no menos importantes. Para quien no haya leído, visto u oído nada sobre
la película hay que decir que está basada en hechos reales. Es la historia de
los periodistas de Boston, concretamente del periódico Boston Globe, que en
2001 y 2002 destaparon la trama y el ocultamiento sistemático de los abusos
sexuales por parte de la Iglesia Católica en los EE.UU.
No tiene mucha
chicha la trama en el fondo. Es pública y notoria. Eso sí “Spotlight” es un peliculón de principio a fin. El guión es
fantástico y como su propio nombre debería indicar, aunque esto no siempre
ocurre, guía al espectador a través de la historia de este grupo de periodistas
que conformaban el grupo de investigación spotlight del Boston Globe y que se
encargaron de investigar hasta la saciedad, horrorizándose en el camino, y
superando muchas trabas, piedras en el camino y palo en la rueda por parte de
mucha gente, esta trama de abusos sexuales, amparada y acallada por la
jerarquía de la Iglesia Católica americana y también por parte de la sociedad.
Pero “Spotlight” no es simplemente una
película que relata una historia real. Esta cinta va más allá y a pesar de que
en muchos momentos el espectador se siente asqueado y dolido por lo que ve y
escucha, al final la sensación con la que uno sale del cine es la de haber comprobado
que a pesar de que los malos, la gente mala, por mucho poder que tengan y por
mucho miedo que generen en los débiles y pobres acaban pagando sus crímenes y
pecados, porque hay en el mundo gente buena todavía, poca y acallada siempre
por los primeros mediante presiones y amenazas.
A pesar de que “Spotlight” trata sobre un caso
real de abusos sexuales a menores de edad por parte de curas, esta película no
es una película sobre religión, ni tan siquiera es una crítica abierta y
visceral contra la Iglesia Católica. En ese sentido creo que es neutra. De
hecho en toda la cinta apenas salen tres curas con diálogo; lo demás son
periodistas, víctimas y abogados. Quien vaya al cine a ver esta película
buscando argumentos para meterse con la Iglesia Católica de frente, o una
película en la que se ataque sin piedad ni miramientos a los curas, saldrá
decepcionado. La historia que se cuenta en esta película es una historia de
periodismo, en la que son los periodistas, y no los curas o las víctimas, los
protagonistas. Es el periodismo y la labor que el Boston Globe y el grupo de
investigación spotlight llevaron a cabo para recabar todas las pruebas
acusatorias, documentos y testimonios de víctimas lo que centra la cina. Y eso
es maravilloso.
En “Spotlight” se ve qué es ser
periodista, qué es hacer periodismo en estado puro. Tras ver la película como
he dicho me sentí en parte asqueado, enfadado y molesto por la historia que se
narra en la cinta; pero también salí emocionado y entusiasmado de que haya
gente que busque la verdad para darla a conocer y obvie todo lo demás. Puedo decir
que en la película, aunque nunca se diga de manera directa, se fijan las bases
del buen periodista, a saber: no debe tener ni ideología ni religión,
simplemente debe perseguir con todas sus fuerzas la verdad para hacer justicia.
Y en la película se hace eso. Los periodistas de spotlight dejan a un lado amistades
antiguas, buenas relaciones, ideas personales y creencias para buscar y
destapar la verdad, aunque esta pueda doler a parte de la sociedad, que como se
ve en la cinta, la sociedad bostoniana es muy conservadora y creyente y está
muy influenciada por la Iglesia Católica que es casi un contrapoder dentro del
sistema.
Como en toda
película y en toda buena historia, los protagonistas de la misma y los actores
que los interpretan son fundamentales. Es imposible negar que “Spotlight” cuenta con un elenco
de peso, y así ha sido reconocido en varios premios cinematográficos ya
fallados en Hollywood. Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, conforman
un equipo de actores que dan más que verosimilitud a la película y hacen unas
interpretaciones que considero muy buenas, casi magistrales. Aunque en el fondo
tampoco tienen que hacer mucho: los protagonistas no son más que periodistas
normales y corrientes que hacen su trabajo pese a todo. Aún así, todos los actores,
sin destacar ninguno, porque no hay ninguno que pueda ser destacable al ser una
película coral, hacen de la cinta un conjunto bien armado, que entretiene,
mantiene al espectador enganchado a la historia, emociona y deja poso tras
acabar la cinta. Más no se puede pedir.
En el ámbito técnico
la película es más que correcta. No hay nada que moleste en “Spotlight” en cuanto a cómo está
rodada o contada. Ya he dicho que el guión está muy bien construido y
argumentado lo que permite seguir bastante bien la película. Sí es cierto que
al haber tantos nombres propios, de curas, de abogados, de periodistas, etc., a
veces es complicado para el espectador poner cara a estos nombres, la historia
acaba por penetrar en la conciencia del espectador. La cinta no aburre en
ningún momento porque engancha, porque uno se cabrea, se emociona, se indigna y
al final se alegra de que todo acabe bien pese a todos los obstáculos que la
verdad y la gente buena suelen tener en la vida.
He disfrutado en
grande con esta película, con sus protagonistas y los actores que les daban
piel; con la historia; con el argumento; y sobre todo he disfrutado porque “Spotlight” no está hecha para
criticar a la Iglesia Católica por ocultar y acallar mediante presiones e
infundiendo miedo a sus seguidores el tema de los abusos sexuales a menores.
Esta película está hecha para homenajear a los periodistas que se atrevieron a
sacudir los cimientos de una ciudad como Boston, basados en una sociedad extremadamente
creyente y devota en la que la religión y la fe cuenta mucho, simplemente y
llanamente para denunciar una injusticia y para desvelar la verdad, aunque
fuera una verdad que haría mucho daño. Esta es una muy buena película que pese
a la amargura que genera mientras la ves, termina por dejar un poso dulce y
esperanzador en el espectador. Ojalá hubiera más periodistas como los de
spotlight que buscaran la verdad por encima de todo y trabajaran por y para la
sociedad.
Caronte.
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