lunes, 25 de enero de 2016

Lectura crítica: "El último día de Terranova"

Nunca antes me había leído un libro de Manuel Rivas. Tampoco había oído mucho, o nada para ser sinceros, de este escritor gallego. Pero por casualidades del destino me vi con su último libro en las manos, como caído del cielo, como un regalo de la providencia. Y me lo leí. Ojalá hubiera conocido antes a Rivas y hubiera leído algo más de él porque después de terminar ésta su última novela he de decir que he quedado cautivado con esa manera sutil de narrar, esa manera delicada de contar que lleva al lector a un estado de casi ingravidez mientras lee.

La última novela de Manuel Rivas es “El último día de Terranova” y en ella a partir del anuncio de cierre inminente de una librería en una ciudad gallega que mira al mar y se abre al horizonte infinito se nos presenta un conjunto de personajes que dejaran mella y huella en el lector y a los que terminará cogiendo tanto cariño que cualquiera de los acontecimientos que viven también le terminarán afectando. El protagonista y narrador de la novela es Vincenzo Fontana, un librero, dueño de la Librería Terranova, que debe desprenderse del proyecto vital de sus padres y su tío por la presión inmobiliaria de unos tiburones insaciables que pretenden hacer negocio con el edificio de la librería. Bien podría decirse que esta novela es un canto a la esperanza y en defensa del papel fundamental que juegan en la sociedad esos lugares, templos de las letras y la sabiduría, que son las librerías. Pero es mucho más.

El último día de Terranova” tiene dos hilos narrativos, que en el fondo conforman uno solo que sería la propia vida de la librería. Estos hilos narrativos se sitúan temporalmente en el presente, el año 2014 en el que la librería debe cerrar si nada lo impide, y el pasado. Un pasado que fundamentalmente se centra en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Franco. Unos años todavía duros, de dictadura blanda, en los que a pesar de que el tirano jefe ya estaba muerto y enterrado todavía quedaba toda la estructura de poder y miedo que había sustentando a Franco y a los suyos, y que estos últimos debido a muchas cosas, todas ella oscuras y sucias, imposibles de limpiar, querían mantener intactas para seguir con sus privilegios y mandando en la sombra aunque el jefe ya no estuviera para respaldarlos.

Pero la última novela de Rivas no es un libro sobre la dictadura franquista, ni sobre la represión, ni los años del plomo posteriores a la muerte del dictador durante los que España empezaba a despertar de un larguísimo letargo. “El último día de Terranova” es un libro sobre la resistencia a todo eso, es una novela que narra la historia de aquellas personas que con su actitud se revelaban contra la dictadura e intentaban preservar la cultura a través de los libros. Eso es en el fondo la librería Terranova. Podríamos olvidarnos de todos los personajes que va introduciendo Rivas de manera magistral, dando sus pseudónimos, sus nombres clandestinos, casi en clave, para luego revelarnos sus verdaderas personalidades y sus enlaces con Vincenzo Fontana, el narrador; podrías dejan a un lado los nombres de las personas y centrarnos únicamente en la librería ya que es la verdadera protagonista de la historia y del libro.

Como ya he comentado “El último día de Terranova” tiene dos hilos narrativos temporales, que al final se unifican, pero que durante toda la novela están ahí. A pesar de que Vincenzo Fontana narra desde el presente, la novela se centra principalmente en la segunda mitad de los años 70, y en la actividad anterior de la librería, cuando sus fundadores, los padres de Vincenzo, Amaro y Comba, y su tío, Eliseo introducías libros prohibidos en España para que la cultura siguiera viva, aunque de manera latente. Es esta parte de la novela, la que se centra en la historia de persecuciones y lucha contra la dictadura y sus rescoldos tras la muerte del dictador la que a mí me ha parecido más interesante, la que de verdad me ha enganchado hasta tal punto que no quería dejar de leer para saber más. Con esto no digo que el presente de la historia no se igualmente interesante, pero me resulta un poco más impostado, más artificial y quizá algo más inverosímil.

Es cierto que la librería conforma el pilar maestro de “El último día de Terranova”, pero no es menos cierto que sus personajes, todos, también lo son, aunque siempre bajo el amparo y el embrujo de las paredes y estancias de la librería. Vincenzo, el narrador, es una persona melancólica, que tiene el pasado muy presente ya sea por la relación con su padre Amaro con quien tiene una serie de tensiones que le hicieron despotricar primero de los libros e ignorar la librería, para luego echarle de menos cuando ya no está; Amaro y Comba, lo fundadores de la librería, junto con Eliseo forman una triada fundamental en la historia, sobre todo en el hilo argumental del pasado. Son estos tres personajes la verdadera alma de la librería, a la que cuidan y aman por encima de todo. Son estos tres personajes la chispa indiscutible de esta novela, la seriedad, la ironía, la sabiduría. Pero me falta otro personaje importante como es Garúa, una chica argentina que Vincenzo conoce en Madrid en 1975 y de la que en cierto sentido se enamora, y que es una luchadora nata contra la dictadura que se está fraguando en Argentina y que sumirá a aquel país tan parecido a España en un pozo de ignorancia, intolerancia y miedo.

Ya he dicho que “El último día de Terranova” no es un libro sobre la dictadura española y sus coletazos posteriores. Tampoco lo es sobre la dictadura argentina aunque pueda parecerlo y aparezcan relatados las barbaridades que se cometieron por unos ideales. Esta novela es un canto a la vida y a la cultura, a la defensa de un mundo mejor en el que la cultura tenga un protagonismo importante, ya que sin cultura no hay historia, y sin historia no hay nada. Esta novela trata sobre la lucha por hacer de la sociedad un lugar donde la sabiduría ocupe un lugar importante, donde la belleza no sea solo un estereotipo y se vea únicamente por fuera, donde el bien prevalezca sobre el mal. En cierto modo creo que esta novela es una especie de manifiesto en el que se refleja la incultura de una parte de la sociedad que en su día quería seguir siendo la predominante; una parte de la sociedad que enterró la cultura por pensar que era mala y dañina para la “causa”.

Manuel Rivas ha conseguido con esta novela trazar un homenaje tan sutil, delicado, directo y hermoso a todas aquellas personas que aman la cultura y que consideran que la cultura y uno de sus vehículos más antiguos como son los libros, son fundamentales para la sociedad para que ésta sepa, lea, comprenda y recuerde siempre lo que fue y por tanto lo que puede volver a ser, tanto para bien como para mal. “El último día de Terranova” es un libro increíblemente escrito, con frases de una belleza difícilmente alcanzable. De hecho, yo como lector apasionado, no recuerdo ningún libro en el que una simple frase aparentemente inocua, transmita tanta belleza y tanto significado. El principio y el final de esta novela son magistrales, de un lirismo mágico, únicos. De hecho toda la novela es una delicia, una belleza de otro tiempo.

No puedo no recomendar “El último día de Terranova” a quien disfrute leyendo y quiera leer algo bello y hermoso; a quien le guste la cultura, los libros y pasar horas y horas en una librería simplemente mirando libros, simplemente impregnándose de la sabiduría que éstos rezuma aunque no se abran ni se lean. Manuel Rivas me ha demostrado que la belleza no solo está en un cuadro bonito o en una escultura soberbia, sino que también está en las palabras. Unas palabras las suyas que me han regalado momentos muy bonitos, de pura música narrativa, de delicadeza y contundencia, con esta historia sorprendente que va dejando poco a poco al lector sin hablar porque queda invadido por las palabras. No creo que esta novela pueda defraudar a nadie: ni por la historia, que está muy bien hilada y estructurada, ni por la manera en que está escrito el libro, que no creo que se pueda superar.

Caronte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario