
“El último baile” es la última
novela publicada en castellano de Mary Higgins Clark. La acción se sitúa en un
barrio de clase acomodada y los protagonistas, como en un buen drama
telenovelesco de después de comer, son muchos y variados. La acción se
estructura alrededor del asesinato de una joven llamada Kerry, que aparece en el
fondo de la piscina de su casa una mañana después de una fiesta adolescente. Se
suman a este hecho un vecino con una minusvalía intelectual, un ex novio
celoso, unos padres destrozados y una comunidad pequeña donde todos se conocen
y los rumores se expanden como la pólvora. Pero no hay testigos fiables…
Voy a ser sincero
desde el principio, “El último baile”
es una novela simple y muy básica, destinada a un público determinado que busca
una novela ligera, que no le complique la existencia (la lectura en un vagón de
metro, en el salón de su casa un domingo gris y lluvioso, en la cama antes de
dormir y dejar caer el libro sobre el regazo) y que no haga funcionar al
cerebro demasiado. Para mi gusto es una novela floja, donde ni trama ni
personajes me terminan por enganchar a pesar de que puede tener algún que otro
brillo oculto.
Generalmente en
este tipo de novelas se tira mucho de personajes típicos y de muchos tópicos. “El último baile” no va desencaminado
en este sentido. Drama familiar por el asesinato de una joven de 18 años;
padres destrozados; inocentes acusados; malentendidos; vecinas cotillas; un
joven discapacitado que lo lía todo; amigos encubridores; familias llenas de
odio; mucha religiosidad; alguien que no es quien aparenta; pistas falsas;
abogados y jueces y policías… Pero de entre todos los personajes ni uno tiene
una definición clara y profunda, ninguno evoluciona en toda la novela. Quizá
solo salvo a la hermana de la fallecida, Aline, una joven de 28 años que vuelve
a casa después de un drama personal y tras haber pasado 3 años trabajando fuera
para encontrarse con su familia destrozada por la tragedia.
Con “El último baile” tengo la
impresión de que la historia va narrada a trompicones. Su estructura de
capítulos cortos no ayuda a que haya una narración continuada en la que la
propia trama lleve al lector de un lado a otro. Es muy agobiante para mí, que
estoy acostumbrado a narraciones bien hiladas, toparme con una novela como esta
en la que la narración va a saltos, solapando dramas, historias familiares y
puntos de vista. Lo que algunos pueden considerar un estilo rápido y voraginoso,
para mí es un estilo simple, más que sencillo, que lo único bueno que tiene es
que es de rápida lectura, pero poco más.
Tengo también la
impresión que Mary Higgins Clark es considerada la reina del suspense y las
novelas policiacas como lo es John Grisham el rey de la novela judicial. La
cuestión es que Clark en “El último
baile” usa una historia muy masticada ya para intentar sonar original,
cosa que ya es muy complicado conseguir en este tipo de novelas. No critico que
sea así, cada escritor tiene su público, pero creo que un libro es algo sagrado
y cada historia debe intentar contar algo y significar algo, no solo servir de
divertimento y pasatiempo. Y este libro es lo segundo dejando muy de lado lo
primero. Con que solo los personajes y la trama hubieran tenido más profundidad
todo hubiera sido muy diferente.
No obstante y pese
a mi opinión personal sobre “El último
baile” he de decir que tiene una virtud, y es que termina enganchando
ligeramente, aunque solo sea por ver cómo termina todo y se cierran todos los
flecos de la historia. Es una buena novela para pasar el rato, pero no para
disfrutar leyendo porque no tiene ningún elemento de lo que para mí es la buena
literatura. Esta es literatura de estación de tren de aeropuerto o de sala de
espera en el hospital; pero nunca de salón calentito y disfrute casero.
Caronte.
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