martes, 26 de febrero de 2019

Lectura crítica: "An ice-cream war"


En mi afán de ir descubriendo poco a poco nuevos autores, tarea compleja aunque pueda parecer lo contrario ya que no quiero descuidar a mis autores de cabecera, y buceando por los premios literarios ingleses, terminé por dar con William Boyd. Boyd es un escritor escocés que lleva en el mundo de las letras toda su vida y cuya obra literaria empezó allá por 1981. Es uno de los escritores más famosos de Reino Unido y su nombre y obra siempre aparece en las quinielas para los diferentes premios literarios. Premios que ya ha rozado en un par de ocasiones, como el caso del Booker, y que ha ganado también, como el Costa. Y siguiendo ya mi tradición, me he atrevido con Boyd en su idioma, buscando la esencia de la historia sin recurrir a traducciones para que todo lo que leyera fuera lo más preciso posible. No he errado el tiro con este escritor y tengo la impresión de que esta novela que hoy reseño no será la última que me vaya a leer de este escocés.

An ice-cream war” es una novela ambientada en la IGM en el África Colonial. Abarca seis años, entre 1913 y 1919. Está estructurada en cuatro partes: antes de la guerra, durante la guerra, como nieve al sol y después de la guerra. Sus capítulos están encabezados con la fecha y el lugar en el que se desarrolla la acción. Esta estructura permite al lector ir poco a poco viendo, notando, sintiendo, como los personajes van cambiando, sus vidas van siendo tocadas, arrasadas, modificadas y radicalmente cambiadas por la guerra y todas sus derivadas.

La novela gira en torno a un puñado de personajes que a medida que avanza la novela van entrelazando sus destinos y sus vidas terminan cruzándose. “An ice-cream war” no es una novela bélica, sino una novela en la que la guerra es un estado de ánimo que afecta a todos los personajes estén en África o en una apacible casa de campo inglesa. Una guerra que todos cuando estalla piensan que va a durar lo mismo que un puñado de nieve al sol (de ahí el título en inglés y su más que acertada traducción al español “Como nieve al sol”) pero que termina durando 4 años largos haciendo que millones de vidas queden marcadas de una manera u otra por la guerra y todas sus derivadas.

Si tuviera que decir quién protagoniza “An ice-cream war” nombraría a dos personajes: Temple Smith, un americano afincado a los pies del Monte Kilimanjaro y que cultiva sisal; y Felix Cobb el hijo menor de una familia aristocrática británica a la que odia salvo por su hermano Gabriel quien también es un personaje de la novela. Ambas historias se van alternando en la narración de la novela entrelazándose hacia el final. Por un lado tenemos a Temple quien ve como la guerra hace que le expropien su finca y se la queden los alemanes haciendo que se marche de su terreno arruinando su visión de futuro en su negocio. Por otro lado tenemos a Felix cuya historia para mí es la principal de la novela.

Felix Cobb representa el cambio de paradigma social que la IGM generó en el mundo occidental. Es un joven que no quiere saber nada de su pasado familiar y de las tradiciones pero que con la llegada de la guerra, viendo que su adorado hermano marcha a África a luchar, cambia de planteamiento, un poco llevado por la culpa, el peso de la tradición y el deber, termina yendo también a África a luchar y a buscar a su hermano. Pero “An ice-cream war” no es solo una novela de guerra y de los cambios que esta produjo en la sociedad, también es una novela de amor y de cómo el amor tiene sus propias reglas, semejantes a las de la guerra, que dicen que todo vale. Felix y la mujer de su hermano terminan teniendo un romance; romance que marchita sus conciencias, las atormenta por el peso del deber y del bien y del mal, y que termina en desgracia.

Amor y guerra, deber y deseo. “An ice-cream war” es un retrato fiel de cómo el mundo cambió en apenas un abrir y cerrar de ojos. Al principio de la novela todo es más o menos idílico, tanto en África, donde todo lleva su ritmo, y los colores, olores, ruidos y texturas son diferentes y llenas de imágenes oníricas; como en Inglaterra, donde la clase aristocrática solo sabe comer en sus casas de campo, casar a sus hijos con hermosas jóvenes, alistarse en el ejército como símbolo de poderío y elegancia por esos magníficos trajes coloridos y medallas al pecho. Pero con el desarrollo de la novela el lector se va dando cuenta poco a poco de cómo toda va cambiando, y los planteamientos iniciales, la vida que se refleja en las primeras páginas, cambiar por completo.

No quiero acabar sin mencionar un par de personajes secundarios de “An ice-cream war” que hacen que la novela gane en realismo y sobre todo en amenidad. En primer lugar a Wheech-Browning un funcionario británico del África Colonial cuya incompetencia va sembrando el caos y la desgracia allá por donde pisa, pero que termina por resultar casi cómico por esa caricaturización que parece tener encima. Otro de los personajes que para mí son claves, es von Bishop, un militar alemán que por su deber como tal debe tomar decisiones irracionales propias de una guerra y que probablemente por su manera personal (que no militar) de ser no tomaría nunca. Ambos personajes, pese a que pueden parecer inocuos son fundamentales en todo el desarrollo de la novela y en lo que les pasa a los principales protagonistas.

An ice-cream war” ha sido un total descubrimiento. Una novela que he devorado de principio a fin, totalmente adictiva. Además esa ambientación en África, esas descripciones de ruidos, culturas, olores, paisajes oníricos que chocan con lo que el mundo en esa misma época estaba viviendo, hacen que la novela sea una delicia para la imaginación y hace al lector viajar a otra época y casi a otro mundo. Ni que decir tiene que los personajes son tan convincentes y bien definidos que uno termina cogiéndoles cariño casi sin proponérselo y quiere saber más de sus vidas y de cómo van sucediéndose los acontecimientos. William Boyd se me ha descubierto como un gran escritor, capaz de envolver al lector con su forma de narrar y de llevarme lejos olvidándome de mi alrededor. Probablemente vuelva a repetir.

Caronte.

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