viernes, 29 de octubre de 2021

Ébano


¿Que tenía muchísimas ganas de leer este libro? Sí. ¿Qué tenía las mismas o incluso más ganas de leer por primera vez a Ryszard Kapuściński? Pues también. Desde que por primera vez leí a Javier Reverte hace años con su El sueño de África, el continente negó se me metió en la sangre infectándome con su mal sin ni siquiera haberlo pisado nunca. Por esta razón leo sobre África y sueño con ir algún día a contemplar su naturaleza sin límites y llena de soberbia, la soberbia que da el saberse única y legendaria. Porque de leyenda es todo lo que rodea al continente africano donde belleza, penuria y guerras se dan constantemente la mano creando un universo paralelo al que vivimos aquellos que no habitamos el desierto, las sabanas, la jungla, las montañas o las costas africanas. Es cierto que hasta el momento he leído principalmente o libros de viajes o de crónicas sobre África, aún no me he adentrado lo suficiente en su narrativa y literatura, pero prometo que pronto eso también lo iré solucionando.

Ébano es un libro que recoge unos 30 años de crónicas periodísticas políticas y socioculturales sobre todo el continente africano escritas por este inmenso, curioso y tenaz periodista polaco, que como muchos otros antes, al llegar a África enfermó de su mal y no se pudo quitar el agobiante calor, los olores penetrantes y los paisajes extremos del continente de su alma. No hay ficción en ninguna de las páginas de este libro, tampoco es necesario que la haya, porque en parte África es tan irreal a veces, tan diferente a lo que un “occidental” (odio estas palabras manidas y vacías que solo sirven para clasificar de manera clasista al mundo) está acostumbrado que la realidad supera a la posible ficción que las gentes de África, sus costumbres y sus paisajes pueden generar.

Ryszard Kapuściński fue un maestro indiscutible del periodismo de crónicas, de esos viejos periodistas que se lanzaban a vivir las experiencias de lo que querían escribir por su cuenta y riesgo, haciendo amigos y enemigos, aliados y rivales, viajando, llenándose de polvo, pasando hambre y miedo, arriesgando su propia integridad física para poder contar de primera mano lo que pasaba en África durante los años en los cuales el continente estaba más convulso y más cambios se produjeron en el mismo. Ébano es un libro esencial para entender cómo fue el despertar de África en el siglo XX, cómo pasó de ser un continente colonizado a ser un continente “libre”, y lo pongo entre comillas porque mientras haya guerra, hambre y enfermedad crónica, África nunca será libre del todo, seguirá tiranizada por la pobreza y la desidia del resto del mundo que mira con impasibilidad lo que sucede más allá de sus paisajes.

Aunque no es un libro de viajes, porque en absoluto en las páginas de Ébano se recomienda, ni se describe más allá de lo necesario, experiencias o paisajes idílicos, sí que es cierto que gracias a la manera de contar que tiene Kapuściński se generan en el lector ganas de visitar África, mezclarse con sus gentes, recorrer sus polvorientos caminos y dormir al raso de su inmenso e infinito cielo. Pero donde se centra el periodista polaco es en narrarnos cómo un continente empieza a despertar y pasa de estar oprimido por blancos europeos a estarlo por negros corruptos que esquilman, odian y guerrean constantemente.

Etnias, clanes, tribus, familias, guerras, hambre, muerte, sangre, dictadores, crueldad, animales salvajes, mercenarios, secuestros, robos, enfermedades, religiones, ritos, creencias, supersticiones, hechiceros, niños guerreros, mujeres fuertes, hombres corruptos… Ébano muestra absolutamente todas las facetas que han contribuido a conformar la imagen, entre idealizada y realista de un continente eterna y permanentemente atizado por guerras y males que son casi endémicos en África.

Con los textos que en Ébano se recogen los lectores podemos viajar de la mano de Ryszard Kapuściński por la historia más reciente de África, y aunque las crónicas en este libro recogidas abarquen hasta los 90 más o menos, podemos extrapolar sus lecciones hasta el día de hoy, porque a pesar de que ahora África está más calmada que hace varias décadas, ya no hay tantos golpes de estado, ni revoluciones, ni guerras en diferentes puntos, el hambre, la enfermedad, el olvido por parte del resto de la comunidad internacional (salvo China, que está siendo el país más inteligente geoestratégicamente hablando) y el odio permanente entre etnias y pueblos que deben convivir en un mimo país cuyas fronteras fueron trazadas por europeos, todo eso sigue presente en mayor o menor medida por todo África.

Leer Ébano me ha hecho darme cuenta de lo necesario que es tener un buen periodismo, crítico, resolutivo, con profesionales que vayan al centro de la noticia y la cuenten no desde el oficialismo de los ministerios y palacios presidenciales, sino desde la calle y el polvo del camino, hablando con la gente que es la verdadera protagonista de las decisiones que unos pocos toman en sillones y salones decorados profusa y ricamente. Además, este libro me reafirma en la necesitad que tenemos de la literatura en todas sus formas y géneros, en el poder de la palabra, de la capacidad inmensa de conmover y emocionar, de mostrar la realidad. Tras su lectura puedo afirmar que es uno de los libros fundamentales para poder entender el presente de África y todo aquel que tenga el gusanillo dentro por este continente debería hacerse con él y leerlo.

Caronte.

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