miércoles, 21 de octubre de 2020

Nuestras riquezas. Una librería en Argel

Desde marzo o abril no leía en francés. Al final siempre lo voy dejando pasar, siempre dejo para mañana el pedir y comprar un libro en francés y ponerme con él. Puede que sea pereza no reconocida, pero estoy más seguro de que es más bien desconocimiento del mercado editorial francés y de la mayoría de sus escritores y escritoras. Y vuelvo al francés gracias también en parte a la editorial española Libros del Asteroide; editorial que suele tener bastante presente en mis búsquedas de nuevas lecturas porque suelen publicar siempre libros muy interesantes. En este caso me fijé en este libro, publicado hace ya dos años, pero que por h o por b he dado con él hace no mucho, y leyendo un poco sobre él e investigando un poco sobre su joven autora y me hicieron directamente comprar el libro en francés y leerlo. Y no me puedo arrepentir menos de la decisión tomada ya que ha sido una experiencia maravillosa la lectura de esta brevísima novela que mezcla realidad y ficción de manera soberbia.

Nos richesses”, que es el título original en francés de esta novela (clavado al español, salvo por el hecho de que en la edición en nuestro idioma se le añade un subtítulo), es un precioso canto de amor a los libros, la literatura, los escritores y el Mediterráneo. La autora, argelina de nacimiento, ha recreado es este breve libro la vida literaria de un personaje peculiar que fue una figura cultural muy importante en Argel durante muchos años. Edmond Charlot no es un personaje de novela, existió de verdad, y fundó en los años 40 una editorial y una librería en Argel. Una minúscula librería y una muy humilde editorial que pretendían dar luz a la cultura mediterránea y voz a los autores argelinos.

Kaouther Adimi combina en “Nos richesses” realidad y ficción, esta última de la mano de Ryad un joven que termina en Argel para hacer unas prácticas universitarias consistentes en terminar de desmontar la librería que en su día fundara Charlot, para mostrarnos como quien no quiere la cosa, la evolución social y política de Argelia desde la preguerra mundial al día de hoy como país independiente de su metrópoli francesa.

Y es que “Nos richesses” en su brevedad (no llega a las 200 páginas) es capaz de condensar la historia de Argel durante los años convulsos de la IIGM y las incipientes revueltas que terminaron con su independencia, al mismo tiempo que muestra la Argelia actual y el Argel mágico que conserva su aire puramente mediterráneo. Pero además de este contexto histórico, que Adimi ha condensado maravillosamente sin ser pedante ni pretendiendo ser historiadora, al lector se le presenta el mundo de los libros como liberador, como motor de cambio social, como núcleo de la cultura y el pensamiento libres.

La vida y obra de Edmond Charlot me ha parecido soberbia y dura por el éxito no reconocido ni quizá alcanzado verdaderamente. Con tenacidad, ilusión, fuerza de voluntad y reponiéndose a cada infortunio y falta de suerte poniendo aún más ganas, no solo abre una minúscula pero acogedora librería en Argel, sino que funda una pequeña editorial donde en su momento publicó sus primeros textos Albert Camus. Y todo esto Adimi lo va contando en “Nos richesses” sirviéndose de una especie de diario escrito por Charlot durante unos veinticinco años y en el que vamos viendo, no sólo cómo sus sueños van poco a poco tomando forma, sino como el siglo XX avanza con sus atrocidades, barbaridades y ansias de libertad.

Nos richesses”, como dije antes, es un canto de amor por los libros, la escritura, los editores, los libreros, las librerías, los escritores. Es una bellísima carta de amor a la literatura en todas sus formas. Es además un libro sobre libros. He de reconocer que de esta novela he sacado futuras lecturas, y no una ni dos, sino un buen puñado. Además, este es un libro dedicado a potenciar la visión liberadora de los libros, porque junto a la estancia del personaje ficticio de Ryad en la librería protagonista de la novela aparece un tal Abdallah, un misterioso anciano que recuerda la importancia de los libros para hacernos crecer no solo intelectualmente sino como sociedad a nivel personal.

He de decir también que “Nos richesses” se lee prácticamente de un tirón, incluso en francés (idioma en el que debería leer más y no estoy tan acostumbrado a hacerlo como el inglés). Adimi utiliza un lenguaje nada pretencioso, un estilo simple, sencillo, pero lleno de belleza y verdad. Eso es lo más importante. La impostura en muchos escritores actuales que se creen Tolstoi o Dickens escribiendo hace que muchas veces las novelas actuales sean pretenciosas y orgullosas dando la espalda a los lectores. Esta joven escritora argelina habla al lector de tú a tú y le cuenta una historia llena de belleza, intensidad, historia y otras historias y libros.

Leer este librito ha sido una muy grata experiencia. “Nos richesses” me ha llevado a Argel, una ciudad que quiero visitar más pronto que tarde, me ha trasportado a una época que siempre me ha parecido muy atractiva: los últimos años de la colonización africana. No me arrepiento nada de haber leído esta novela, de hecho, ya la escogí con buenas referencias y con ilusión, con altas expectativas, y todo se ha cumplido. Lo malo de esto es ver qué se lee ahora; encontrar algo que deje una vez leído una especie de hueco y añoranza. Lo bueno es que a través de Adimi y esta novela he descubierto a una nueva autora, ella misma, y un buen puñado de libros. Y en el fondo esto es lo que debería generar todos los libros que leemos.

Caronte.

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