martes, 14 de junio de 2022

Mi familia y otros animales (Trilogía de Corfú I)

Continuo mi empresa literaria particular, mi primer y más ambicioso reto lector hasta la fecha, de alternar la lectura de las obras más relevantes de dos hermanos humanistas y escritores, Lawrence y Gerald Durrell, con el primer libro de los que conforman La Trilogía de Corfú. Estar inmerso en lo que en el fondo es una aventura literaria que me llena de orgullo me hace sentir vivo. La literatura en su más alto grado y nivel, expresada en dos obras tan distintas y dispares entre ellas como comunes al buen gusto y estilo literario, llenas de elementos enriquecedores y atractivos para mentes inquietas y literarias como siento que es la mía, siempre es de los placeres más intensos y preciados que un amante del arte puede tener. No deberíamos olvidar que la literatura debería aspirar a no ser simplemente un divertimento, un modo de pasar un buen rato, sino que debería de llegar a alcanzar la belleza formal que la escritura, el jugar con letras y palabras, puede proveer.

Tras acabar Justine, libro que da comienzo al Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell, el mayor de los hermanos, cambio totalmente de registro para empezar la Trilogía de Corfú con Mi familia y otros animales del hermano pequeño, Gerald. Menudo contraste se produce entre ambos hermanos. Nada más que el apellido y la presencia del mayor como parte del elenco protagonista del libro del menor une a ambos hermanos en su escritura; bueno, esto y que ambos son capaces de narrar con un estilo tan elegante y depurado que la lectura se hace tan amena y fluida como un río tranquilo que no levanta turbidez a lo largo de su cauce.

A la hora de leer Mi familia y otros animales el lector tiene que tener en cuenta que Gerald Durrell ha sido uno de los naturalistas y divulgadores científicos más importantes de su generación, además de un escritor excepcional dotado de un privilegiado sentido del humor y una ironía tan fina como acertada. Partiendo de esta base se puede uno sumergir en este primer libro que no cuenta otra cosa que la experiencia de la familia Durrell, y de un jovencísimo Gerry (en la novela, durante la que transcurren 5 años, Gerald Durrell va desde los 10 a los 15 años) en particular, tras decidir abandonar la húmeda, lluviosa, fría y reumática Inglaterra por la soleada, cálida y mítica Corfú.

Mezclando anécdotas familiares y de gente local a la que van incorporando al clan Durrell como personajes de toda la vida de la familia, y explicaciones zoológicas y narraciones de las expediciones del joven curioso e incipiente amante de la naturaleza que fue en su día Gerry, el más joven de los hermanos Durrell conforma en Mi familia y otros animales una narración tan amena como didáctica, tan divertida como divulgativa y tan irónica como comprometida con la naturaleza. Nunca se cae en la parodia, ni de su familia, ni de la isla griega que parece anclada en un pasado aún más remoto que en el que se desarrolla el libro, ni de los diferentes amigos y conocidos que a lo largo de las páginas van apareciendo en la familia de los Durrell.

Siendo Mi familia y otros animales (1956) contemporánea absoluta de Justine (1957), ambas novelas no podrían ser más opuestas. Pero es que claro, ambos hermanos, Larry y Gerry, no podrían ser más distintos. Ya lo dice en el prólogo Lawrence Durrell diciendo que siente que él sea el hermano más cascarrabias y quizá antipático, o al menos el que mayor impresión de gruñón da, pero probablemente los caracteres de los dos hermanos, distanciados 12 años entre ellos, forjaron su devenir literario creando obras radicalmente opuestas en fondo y tono, pero compartiendo algo que pocos escritores logran: un estilo envidiable, donde la historia fluye sola, con la enorme dificultad que esto tiene y que bien sabemos aquellos que alguna vez nos ha dado por escribir algo (o al menos intentarlo).

No es necesario que un libro trate sobre temas trascendentales para el ser humano para interesar a una mente inquieta. Tampoco es necesario que nos atrape en un misterio o en una historia morbosa donde las pasiones desatadas o los crímenes más crueles son los hilos conductores. Muchas veces la simple narración de la vida, la evocación de una época donde el tiempo era sosegado, las descripciones de animales y anécdotas cotidianas pueden servir para configurar una lectura de esas que llenan a uno. Mi familia y otros animales es ese tipo de libro: una lectura sosegada de bellas imágenes y descripciones zoológicas que a uno le animan a luego investigar por su cuenta tras la lectura para poder poner “cara” a todos los animalillos que el desmedido Gerry va acogiendo en su cuarto/museo. Por mencionar una escena en particular, se narra un baño en el mar entre delfines, luciérnagas y plancton fluorescente; la belleza de esta escena, narrada entre el lirismo y lo científico, es tal que hubiera soñado estar en el mar con los Durrells viviéndola.

Si de la primera novela del Cuarteto de Alejandría deseé haberla escrito yo mismo, de Mi familia y otros animales hubiera deseado formar parte de esa familia, como Durrell o como allegado, para poder vivir, aunque solo fuera un instante, su vida, su día a día lleno de naturaleza, gozo y vida. Se podría reducir el comentar este libro a simplemente decir que es una narración autobiográfica de los cinco años que los Durrell pasaron en la isla de Corfú, pero con esto uno se quedaría no solo corto, sino que faltaría a la verdad. Este libro es una oda a la vida, a la alegría de vivir y a la naturaleza exuberante que nos rodea y a la que solemos ignoran constantemente incluso persiguiéndola y destruyéndola por comodidad y miedo. En las páginas de este libro no hay más que vida.

Caronte.

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