La película de la
que hablo en esta ocasión es de esas que uno no tiene en el calendario y por
tanto no tiene pensado ver, pero que cuando tiene constancia de la misma cambia
de opinión y decide ver porque le llama la atención. Claro está que no todo fue
intuición cuando decidí ir a verla, Benicio del Toro y Tim Robbins, dos
grandísimos actores, muchas veces infravalorados o fuera de la primera línea de
Hollywood ya sea por no ser americanos de pura cepa como el primero, o por
volcarse con causas humanitarias y justas más de la cuenta en el caso del
segundo. Además nunca está de más ver una película española, aunque no lo
parezca debido al enorme, por calidad no por cantidad, elenco de actores que
protagonizan esta película. Creo que es de la pocas películas españolas que he
ido al cine a ver en mi vida, pero teniendo en cuenta que la mayoría siempre
eran serias, tristes, sobre la guerra civil, victimistas y sin interés alguno
ni divertidas ni entretenidas (cosa que sinceramente en los últimos años está
cambiando) tampoco creo que sea algo raro.
“Un día perfecto” es una película
que trata sobre la guerra, que trata un tema serio bélico, pero en la que no
hay ni un solo disparo, ni una sola acción de batalla, ni un solo muerto. Bueno
en esto último he mentido; sí hay un par de muertos, uno sobre todo que en el
fondo sería casi el protagonista de la historia por desencadenar toda la trama
argumental. ¿Y cuál es el hilo conductor de toda la película, el argumento de
la trama? Pues simplemente buscar una cuerda para poder sacar del fondo de un
pozo el cadáver de un hombre que si no se saca de ahí terminará por arruinar el
agua y echar a perder un recurso tan escaso en tiempos de guerra como es el
agua. A partir de esa simpleza de argumento, se desarrolla una película llena
tanto de humor blanco, como del negro (sobre todo de este último), como también
y por contraposición de reflexiones duras y serias que hacen pensar al
espectador sobre las causas de las guerras no para los países sino para sus
ciudadanos que son los que las sufren en último lugar.
La acción de la
película se desarrolla en una ficticia guerra en los Balcanes en el año 1995.
Está claro que de ficticia tiene poco y que a todos, al menos a los que hemos
leído sobre ello porque cuando ocurrió de verdad éramos apenas unos mocosos
pendientes de jugar con nuestros Legos o Action Man, nos viene a la mente la
terrible guerra de los Balcanes que causó la mayor tragedia bélica en Europa
desde el final de la IIGM. “Un día perfecto”
mezcla el horror de lo que se vivía en la guerra con el trabajo diario de un
grupo de cooperantes que se encargan de minimizar los daños causados por los militares
y en muchos casos también las Naciones Unidas. De hecho los protagonistas de la
cinta son cooperantes.
De los
protagonistas de “Un día perfecto”
es imposible destacar a alguno por encima del resto, aunque si tengo que
hacerlo destaco al personaje al que da voz Tim Robbins. El nombre de este
cooperante no aparece en toda la película, simplemente le llaman “B”, y es
quizá uno de los mejores protagonistas que he visto últimamente. Como he dicho
encarna a un cooperante que lleva ya muchos años ayudando a la población local
en muchos conflictos a lo largo y ancho del globo y que harto de ver el horror
de las guerras, el odio, la destrucción y la sinrazón de los conflictos
armados, decide tomar un punto de vista irónico, socarrón y sarcástico,
buscando siempre un punto de vista optimista y positivo para intentar hacer su
trabajo y el de las personas que le rodean algo más asumible. Y en el fondo eso
lo consigue con el espectador. Es el personaje de Tim Robbins el que lleva el
peso de esta fantástica comedia negra, comedia bélica podríamos decir. Es con
Tim Robbins con el que el espectador más se va a reír, por forma de ser,
comentarios y acciones. Sin embargo a lo largo de la película el espectador
pasará de la carcajada a la seriedad más dura en apenas unos instantes y eso es
algo que nunca me había pasado en una película.
“Un día perfecto” no es sólo Tim
Robbins. También el personaje de Benicio del Toro aporta su granito de arena a
una historia cómica pero sin dejar a un lado la realidad que trata. El
cooperante al que da vida del Toro, Mumbrú, es más serio que “B”, y parece que
se toma mucho más a nivel personal algunos asuntos, pero aún así también tiene su
punto socarrón y sarcástico ante la situación en la que trabaja. Además a este
personaje le da réplica una mujer, encarnada por una de las actrices con mayor
proyección en Hollywood y que además es uno de los rostros más bellos del cine
actual como es Olga Kurilenko. Esta cooperante tuvo un affaire con Mumbrú en
una misión anterior de su ONG que tiene repercusiones, siempre en tono irónico
y cómico, en la misión actual. Este tándem da un poco de comedia romántica de
enredo a la película y quita en parte dramatismo al ambiente bélico en el que
se mueven los personajes y la historia. Por último citar al resto de
protagonistas de la historia: una cooperante francesa que vive su primera
misión dura real, un intérprete nativo de los Balcanes que da cierto toque de
realismo a la historia, y un chaval que se suma al grupo de cooperantes porque
otros chavales le querían pegar para quedarse con una pelota de fútbol y que se
convierte en guía improvisado de los cooperantes en su búsqueda de cuerda. Este
crío además aporta un toque muy duro a la historia, tan duro que el espectador
cae a la realidad de una guerra en un instante y queda desde entonces marcado,
y aunque uno se sigue riendo con “B” o con Mumbrú ya no es lo mismo.
La factura técnica
de la película es perfecta. “Un día perfecto”
mezcla con absoluta perfección momentos totalmente hilarantes, cómicos,
irónicos, sarcásticos y divertidos, con momentos duros en los que las risas
deben cesar de manera casi abrupta al toparse con la guerra. No hay que olvidar
que ésta es una película sobre la guerra y sus desastres entre la población
local que la sufre y por esa razón hay escenas que muestran esa desgracia
bélica en todo su dramatismo y profundidad. Fernando León de Aranoa, el
director de la cinta, ha sabido dar un equilibrio perfecto a la película para
que el humor negro y la ironía de sus personajes se compensen con el drama de
la guerra, los refugiados y las víctimas del conflicto. Ésta no es una película
satírica sobre la guerra. Todo lo contrario, estamos ante una película
totalmente crítica con las guerras que trata el tema de manera muy seria y
respetuosa, con la suficiente profundidad para que a través de la risa el
espectador reflexione sobre las consecuencias de un conflicto bélico.
Poco más puedo
decir de “Un día perfecto”,
sólo que me ha encantado. La única pega que pondría, rebuscando mucho y siendo
quizá demasiado quisquilloso, es que a lo largo de la película se usan muchas
tomas aéreas para mostrar el avance de los sempiternos todoterrenos de los
cooperantes y los convoyes militares de Naciones Unidas, y al principio puede
que muestren con amplitud cómo es una zona de guerra y cómo se mueven aquellos
que intentan minimizar sus efectos, pero pueden terminar por ser un poco
cansinos. Pero como digo quizá este apunte sea demasiado quisquilloso. Por todo
lo demás, esta película es una verdadera delicia en la que me he reído
bastante, he disfrutado como hacía tiempo que no disfrutaba en el cine y además
me he estremecido por los desmanes de las guerras. Es una muy buena película
que de verdad merece la pena ir a ver, tanto para disfrutar de las magníficas
interpretaciones de del Toro y Tim Robbins, como por la propia historia que en
ella se narra. Ésta es de esas pocas películas en las que uno no pierde el tiempo
en el cine y de la que se sale con muy buena sensación. Por cierto el título de
la película que puede no tener mucho sentido, lo cobra todo al final con una
magnífica dosis de ironía y humor negro.
Caronte.
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